Además, los que estiman el riesgo de una persona a enfermedades complejas como el cáncer de pulmón, el Alzheimer o la diabetes 2, donde intervienen docenas de genes junto con el medio ambiente y la conducta personal, no parecen motivar un cambio de hábitos que lo reduzcan, como dejar el tabaco, hacerse cribados o practicar más ejercicio, según informa este mes en British Medical Journal un equipo de la Universidad de Cambridge tras analizar 18 estudios que examinaron si los test genéticos que pronosticaban mayor riesgo de desarrollar enfermedades complejas influían en el comportamiento saludable de los afectados. Esa desmotivación coincidía con otro análisis de Cochrane sobre 13 estudios publicado en octubre de 2010.
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