El autor, Roger Martin du Gard, encabeza 'Los Thibault' con la siguiente dedicatoria:
"Dedico 'LOS THIBAULT' a la fraternal memoria de PIERRE MARGARITIS cuya muerte, en el Hospital Militar, el 30 de octubre de 1918, aniquiló la poderosa obra que maduraba en su atormentado y puro corazón"Colocar la gran obra que es "Los Thibault" bajo estas palabras nos lleva a pensar en la importancia que para el escritor nacido en 1881 y los hombres de su generación supuso la Gran Guerra que sembró de muerte la geografía europea en una cantidad como nunca jamás se había visto. Roger Martin du Gard (23 de marzo de 1881, Neuilly sur Seine, Francia - 22 de agosto de 1958, Sérigny, Francia) participó en esta carnicería junto a muchos otros jóvenes de su generación. Tras acabar la misma en noviembre de 1918 se puso a escribir la que sería su gran aportación a la literatura universal. La Guerra, parece, va a estar muy presente en la novela aunque por ahora, en esta primera entrega, no aparece ni es esperada por nadie. Pero la alusión en esa nota a su amigo fatalmente fallecido de gripe española pocos días antes de la firma del armisticio que puso fin a la brutalidad sirve para hacernos abordar "Los Thibault" con ese gesto cínico y descreído que a toda Europa se le quedó cuando según pasó el tiempo se fueron conociendo las atrocidades de esa contienda mundial de cuyo final este año se cumplen 100 años.
La novela
Un suceso ha conmocionado la apacible vida de los Thibault, acomodada familia francesa: Jacques, el hijo pequeño de Oscar-Marie Thibault, eximio representante de l'Ancien Régime, ha desaparecido, se ha fugado de casa junto a su amigo Daniel Fontanin. El escándalo, la notoriedad, que tal hecho puede tener atemoriza al acaudalado y religioso burguesón de Óscar-Marie quien encarga a su hijo mayor Antoine, médico y 8 años mayor que Jacquot, que busque a su hermano con la mayor discreción posible, como así hace.
En otro lugar de la ciudad de París, próximo al Jardín de Luxemburgo, Thérèse Fontanin vive angustiada la desaparición de su hijo Daniel. No sabe qué hacer, su situación es difícil: sola, con su marido Jerôme fuera del hogar desde hace unas jornadas como tantas otras veces, y con su hija menor Lenny sufriendo un fortísimo ataque de meningitis que la tiene a las puertas de la muerte, decide agarrar el toro por los cuernos e ir a casa de los Thibault para aunar esfuerzos en la búsqueda. Al llegar allí es recibida con frialdad haciendo patente la distancia socio-económica que existe entre ambas familias; pero lo que más le chirría a Oscar-Marie y a quienes lo acompañan (el abate Binot, el abate Vécard, la señorita de Wayze que ha educado a los dos hermanos, etc.) es que los Fontanin no son católicos sino protestantes. "¡Ah, las malas compañías!", exclama el padre de Jacques.
En las poco más de 100 páginas que ocupa la historia en la publicación que Alianza editorial sacó en 1974, luego reeditada en 1986, lo que el escritor muestra es la importancia de la verdadera amistad entre dos chicos adolescentes que siendo, parece, pura y totalmente blanca sin embargo es tenida por fea y viciosa por parte de los mayores. El motivo -y de ahí el título de todo el relato- es el descubrimiento de un cuaderno gris, una especie de diario que el bueno de Jacques guardaba en su pupitre del Liceo, en el que éste vertía sus pensamientos más íntimos y profundos junto a ciertas efusiones líricas pues la literatura, la poesía de los románticos franceses (Alfred de Musset, Lamartine, etc.), le embargaba el ánimo. La sinceridad de las declaraciones de amistad sin límites dirigidas a su amigo Daniel son mal interpretadas por los mayores que sin su permiso han profanado, leyéndolos, los secretos contenidos en ese cuaderno gris.
En su escapada estos dos adolescentes que huyen de París en un tren hacia Marsella donde piensan embarcarse hacia África, vivirán experiencias muy importantes que les harán madurar y empezar a salir de la niñez sin secretos en que se hallaban e ir adentrándose en la impostura y la simulación propias de los comportamientos adultos.
Al tiempo que esto les sucede a los chicos también los Fontanin sufren una importante experiencia que les hará tomar determinaciones importantes, sobre todo a Thérèse que vivía en la deliberada ignorancia sobre la descarriada vida de su marido. Esta toma de postura le viene provocada a la madre de Daniel por la fuga de éste pero también por la enfermedad de su hija y la sensación de abandono que sufre ella.
La novela lo que hace fundamentalmente es colocar el marco parisino y confortable en que se desarrolla la vida de una acaudalada familia propietaria de fábricas importantes que vive instalada en las instituciones propias del antiguo régimen como demuestra la ficha que la revista 'Tout Paris' dice del patriarca de la familia:
"-THIBAULT (Oscar- Marie).-Caballero de la Legión de Honor.- Exdiputado por Eure.- Vicepresidente de la Liga Moral de Puericultura.- Fundador y Director de la Obra de Preservación Social.- Tesorero del Sindicato de Obras Católicas de la diócesis de París.- 4 bis, calle de la Universidad (VII dist.)" (pág. 26)La nota social de la Revista 'Tout Paris' habla por sí sola y explica el porqué de la desorbitada reacción del padre de Jacques cuando conoce por ese cuaderno gris las lecturas que hace su hijo (las 'Confesiones' de Rousseau, "La Débâcle" de Emile Zola, el 'Werther' de Goethe, etc.) y que, como no puede ser de otra manera, tienen un culpable claro para él: Daniel Fontanin, cuya educación en el ambiente librepensador de su casa es causante a su juicio de la tremenda desviación y confusión de su hijo pequeño. Si a esto añadimos la pertenencia a la clase media de los Fontanin el choque entre ambas familias está servido.
En cuanto a la forma, la novela es digna heredera de la gran novela realista del siglo anterior y como ella presta mucha atención a las descripciones aunque sin dar de lado a unos diálogos vivos, breves y con ritmo que animan a leer y leer. El narrador, evidentemente, es omnisciente y desde su alejamiento de la trama conoce, anuncia y enuncia las reacciones y sentimientos de los distintos personajes. Pero lo hace con sutileza, con elegancia, sin ser invasivo, aunque manejando con mano firme la historia que va narrando. Hay mucho de análisis psicológico en alguno de los pensamientos de los personajes presentados por el narrador en forma de soliloquios:
"Antoine envolvió al pastor en una mirada profesional; "Asimetrías señaladas -se dijo-, y esa risa interior, esa mueca inexpresiva del maniático..." (pág. 41)De la maestría narrativa del escritor me ha llamado la atención el vocabulario preciso empleado en algunos momentos del relato, un léxico específico muy claro que no anonada al lector sino que sirve para situarlo en el sitio y lugar precisos con sólo tres o cuatro vocablos especializados de no muy difícil comprensión:
"Sobre el puente recién baldeado, algunos marineros ayudándose con una cabria instalada sobre un respiradero, descolgaban los equipajes a la cala." (pág. 63)________________NOTA.- Tengo el propósito de leer las ocho entregas que forman esta Novela-Río. Como la iré combinando con otras lecturas no sacaré las reseñas de las mismas una a continuación de la otra, y con frecuencia es fácil que reseñe juntas varias de las mismas a fin de no repetirme o resultar reiterativo.
PD.- Esta lectura de "Los Thibault" forma parte de los libros que leo para cumplir con el estupendo reto "Nos gustan los clásicos" del blog "Un lector indiscreto" que con tanto tino administra mi amigo virtual Francisco