Lo particular de esta situación, lo que la hace diferente a otras ocasiones, es que suben los tipos y se empieza a actuar como si estuviéramos en una fase de crecimiento económico normal que era el objetivo pretendido, por ejemplo 3% de crecimiento del PIB, cuando no se crece más que el 1,5%, dejando las cifras de inversión, empleo, consumo, etc. próximas a una fase de estancamiento continuado, al tiempo el dinero mundial buscará el dólar que garantizará mayor rentabilidad, lo cual lo revalorizará respecto a otras monedas, lo que podría aumentar dificultades a sus exportaciones, también devaluará el euro lo que mejoraría nuestra capacidad comercial global… todo un mar de contradicciones.
Contra esta situación chocaremos en pocos meses, gobierne quien gobierne, los soportes y empujones que nos prestaron las instituciones europeas, principalmente el BCE, se van acabando y volveremos a encontrarnos en situación precaria, los grandes desequilibrios que lo provocaron siguen estando ahí. No hubo reforma fiscal, ni energética, ni de las administraciones públicas, etc. etc. Ha habido un esfuerzo en la devaluación interna salarial, una precarización enorme del mercado laboral como forma de aumentar la competitividad, luego una siesta dejándose mecer por el enorme descenso del precio del petróleo, los bajos tipos de interés del euro y la compra de deuda por el BCE.