Los tres círculos de plata

Publicado el 04 mayo 2015 por Magik
Durante una semana las webs donde leo reseñas y demás me bombardearon con unas críticas estupendas sobre Los tres círculos de plata, la primera entrega de una saga de fantasía que había sido escrita por el autor español J. Císter Rubio, que además había sido guionista de varias series españolas que yo había visto como, por ejemplo, Los protegidos o Los misterios de Laura. Total, que era prácticamente una lectura obligada y encima le tenía muchas, muchas ganas porque su sinopsis molaba:
Leo es un huérfano se escapa del orfanato donde vive, sin poder ni imaginar que la huida sólo sería el inicio de una gran aventura, pues no tarda en encontrarse una cosa rara tras otra y, al final, acaba viajando al mundo de Nacta. Eso sí, durante dicho viaje acaba haciendo amigos, pues se topará con las gemelas Layna y Nyx y también con Hermes, todos ellos huérfanos.
Una vez en Nacta, los chicos conocen a Dardo, que no tarda en tomar el rol de mentor y de padre y que los acaba llevando a  la Ciudad de los Tres Árboles, donde la gente como ellos (los Nacta, personas con dones especiales) vive aislada del resto del mundo. Sin embargo, lo que parece un periodo de calma, de familia y de aprendizaje acaba viéndose amenazado por una figura aterradora, el Robador de Latidos, el cual está atacando a gente del entorno de Leo y compañía.
Creo que es bastante evidente que ahora mismo va a venir un “pero”. Porque, sí, viene uno y muy grande y es que, aunque Los tres círculos de plata tenía muy buena pinta, no pudo decepcionarme más. Pese a ser una lectura breve y tener tiempo de sobra, me costó terminarlo la vida. Creo que si no fuera tan terca como lo soy, sencillamente habría pasado a otra novela, pues tenía que obligarme a seguir con su lectura de tan cuesta arriba que se me hizo.
Y es que Los tres círculos de plata está basado en una muy buena idea. Todo lo que el autor, J. Císter Rubio, propone a priori pinta muy bien y me recordaba a esas geniales películas ochenteras de fantasía al más puro estilo Dentro del laberinto o Willow.
Sin embargo, se queda en eso, en una idea buena. Punto.
Pues dicho planteamiento no sólo no está bien ejecutado, sino que carece de alma.
No sé explicarlo, pero durante su lectura, más que considerarlo una novela, me parecía un manual. Todo era frío, artificial y no lograba llegarme, como si la historia estuviera vacía, carente de corazón. Los personajes no podían interesarme menos, no lograba encariñarme con ninguno y encima absolutamente todos ellos me parecieron no sólo tópicos (serán cuatro, pero los roles básicamente son los mismo que los del trío de Harry Potter, por poner un ejemplo), sino muy planos. Creo que a excepción de Hermes, todos me parecían más de lo mismo y, ojo, Hermes sólo destaca porque el pobre es el patetismo elevado al cuadrado, como si el autor hubiera decidido meter a Benny Hill en El señor de los anillos, por ejemplo.
Y, claro, cuando es la típica historia de “la amistad es lo más importante”, pues que le falte corazón sólo hace que sea aún peor.
Pero esa falta de alma no es lo único que tiene de malo Los tres círculos de plata, a la que se le pueden achacar muchos errores de novato. Por ejemplo, es evidente que J. Císter Rubio ha trabajado un montón en el mundo Nacta y su mitología, lo que está muy bien... salvo que se venga arriba y convierta su novela en una enciclopedia sobre todo lo que ha pensado. Está muy bien que sea un mundo rico en detalles, que controle muy bien toda esta nueva civilización, pero hay que alcanzar un equilibrio entre dar información necesaria y bombardear con datos que no interesan a nadie. Ha habido escenas en las que se recreaba explicando cómo cocinar algún plato típico Nacta y, claro, como que no es plan porque básicamente no interesa.
Otro error ha sido el ritmo de la novela, que es irregular cuando poco. Sí, empieza con mucha acción gracias a la fuga de Leo y cómo acaban los cuatro protagonistas en este nuevo mundo, pero después se instala en una monotonía de la que no logra salir en ningún momento. Por supuesto que debe haber cierta rutina, que es necesario que los chicos aprendan cosas sobre su nuevo mundo, pero es que el autor se lo toma con tanta calma que resulta hasta tedioso, a pesar de que sí que hay aventuras y los protagonistas investigan.
Que, por cierto, esa monotonía, esa necesidad de que los protagonistas sigan con su día a día normal acaba resultando un tanto ilógica. Me resultó rarísimo que entre los ataques del Robador de Latidos y lo que ellos empiezan a averiguar sobre los creadores de la ciudad, ni se inmute y sigan durmiendo o yendo a pasear como si nada.
Finalmente, lo que tampoco me convenció fue la narrativa de J. Císter Rubio. Una vez más, me dio la sensación de ser muy artificial. No sé, ni descripciones ni diálogos me resultaban creíbles. La verdad es que no sé explicarlo con mayor claridad, pero ni me gustó, ni me convenció, ni lo compré. No sé, la verdad es que la sensación que se me quedó después de leer Los tres círculos de plata era decepción y que se trataba de un libro muy raro.
Si queréis leer fantasía de autores españoles, no leáis Los tres círculos de plata y buscad a otros autores que los tenemos muy molones. Esta novela no merece nada la pena. Vamos, yo no creo que me haga con las otras partes y eso que no soy muy de abandonar sagas.
El próximo lunes literario estará dedicado a... El aliento de las tinieblas de Karen Chance.