Del atropellado sexo de la adolescencia a la búsqueda del placer mutuo en la edad adulta, todo lo que he aprendido del sexo me lo han enseñado las mujeres. Fue con …, bueno no viene a cuento su nombre, la que me propuso introducir juguetes en nuestras relaciones. Ambos rondábamos los cuarenta, nos gustaba el sexo y disfrutábamos de él en todos nuestros encuentros. Ella me enseño que un juguete adecuado, en el momento adecuado, nos hacía perder la noción del tiempo al igual que lo hacían aquellas muñecas de trapo, canicas o la pelota de nuestra infancia.
Nunca me ha gustado la palabra consolador, el verbo consolar hace referencia a la acción de ayudar disminuir una pena o un disgusto, echémosle al médico británico que lo ideó en 1880 para combatir lo que en la época victoriana se conocía como histeria femenina. Lo que nunca imagino el bueno de Joseph Mortimer Granville, que años después alguien bañaría su invento en oro de 24 kilates y le han puesto de nombre INEZ12.000 € es el precio de este juguete erótico de acero inoxidable bañado en oro de 24 quilates, podríamos decir que solo estará al alcance de la “mano” de muy pocas privilegiadas “…ni se percató de que sus brazos estaban inmovilizados a su espalda, fuertemente atados por las muñecas…” inmovilizar es un clásico de las fantasías de muchos hombres y mujeres, quien es inmovilizado debe dejarse tocar, y gozar de la situación, y quien toc domina la situación.