Como todos los días en los que no tiene clase, lo primero que hizo mi hermano al despertarse fue llamarnos a ambos. ¿Habéis visto lo bien enseñado que le tengo? Estoy a punto de hacer dos años aquí. Creo que poco a poco me estoy volviendo un estupendo adiestrador de humanos.
Rápidamente nos vestimos y nos preparamos. Lleva ya dos días con ello, pero me encanta ver la cara de enfado de Siri mientras le ponen su nuevo arnés. Ya no soy el único que no puede tirar, ¿eh?. ¿Te acuerdas de cómo te reías de mí? Pues que sepas que quién ríe último ríe mejor, y creo que mis carcajadas se mezclan a la perfección con el sonido de tus lloriqueos. Como lo estoy gozando.
Salimos a la calle. ¡Estábamos yendo a jugar al descampado! Podríamos jugar a que mi hermano tirase la piedra y fuese el mismo a por ella, porque yo no estoy hecho para correr. A mí lo que de verdad me gusta es la exploración. Investigar todos los recovecos que encuentre para intentar cazar unas lagartijas. Os diría que me las como y eso, pero no, las mato solo para divertirme, y para demostrarme a mí mismo que, a pesar de ser gordo, sigo siendo toda una fiera. Tras ello suelo ir a ver a mi hermanito para que me rasque la tripita. Pero con cara de malote. Él me rasca y yo le chupo, es un pacto de hombres duros.
Llegamos hasta la valla y, ¿adivináis que es lo que encontré? Este cartel: «Tres perros abandonados». Mi hermanito me miró con cara de circunstancia. ¿Qué era esto? Empujamos la puerta y miramos dentro. Había tres perros corriendo de un lado a otro de la verja, persiguiendo a cada persona para ver si identificaban a su dueño. ¿Los habían abandonado de verdad?
Mi hermano buscó aparato para hablar a distancia, un cacharro que un día de estos tengo que robar, que le he visto más de una vez pidiendo comida a través de él, y se dio cuenta de que se lo había dejado. Dio un par de tirones y nos puso a correr camino a casa. ¿Pero y el juego? ¿Por qué corremos? ¡Vamos a comérnoslos! Son tres presas frescas.
Y me dejó en casa. Yo le miraba pero parecía que no me estaba haciendo caso. De pronto me había vuelto invisible para él. Corrió de un lado a otro, cogió el cacharro para pedir comida y se fue.
¿Qué acababa de pasar? Miré a Siri para ver si ella me lo explicaba, pero solo se dedicaba a morder su arnés, mientras intercalaba gruñidos llenos de furia con lloriqueos que hubiesen hecho ceder hasta al perro más duro. Pero a mí no. Me has roto juguetes, camas y mi manta, ahí te quedas.
Me quedé en el porche esperando. Tarde o temprano alguien tendría que levantarse y sacarme. Tic, tac, tic, tac… pero nada. Me quedé ahí tirado por lo menos dos horas más.
Al final volvió mi hermano y me cogió. Entonces me lo explicó todo. Esos perros no habían sido abandonados, sino que se habían perdido la noche pasada. Había llamado a los de los coches con luces azules y estos habían llegado con una mujer. Era su dueña y estaba muy preocupado por ellos. Me dijo mi hermano que los vio, los abrazó y se los llevó a casa.
Recuerdos del pasado vinieron rápido a mi mente. A mí sí que me habían abandonado y nunca volvieron a por mí. Me dejaron tirado por la calle como si fuese un mísero gato. Tuve que estar de un sitio para otro hasta que al final me salvaron en ese albergue…No puedo todavía ni creerme la suerte que tuve. Gracias a ello conseguí abandonar la vida de ese al que le importaba menos que la cena que iba a ponerse ese día y llegué a donde estoy ahora, donde me quieren tal y como soy.
No lo dudé ni un momento. Fui a abrazar a mi hermanito y me tiré encima suya. Estoy en la mejor casa del mundo. Fui a lamerle la cara para agradecerle todo, pero cuando acerqué mi hocico a su piel lo noté. Olía a ellos. «¿Has estado jugando con esos perros hermanito?»
Me levanté y me fui. Me habrás salvado pero tengo mi orgullo perruno. Búscame después para el siguiente paseo.
@CarBel1994
PD: Yo no quiero, pero dice mi hermanita que va a empezar a pasarse por aquí...