A los cinco años, tras haber estado a punto de morir por una infección de riñón, escribió su primer relato, ilustrado por ella misma. A los ocho años volvió a padecer otra enfermedad grave y la enviaron a vivir a Mansilla de la Sierra (Logroño) con sus abuelos. Se educó en un colegio religioso en Madrid y con 17 años escribió su primera novela, "Pequeño teatro" por la que Ignacio Agustí, director de la editorial Destino en aquellos años, le ofreció un contrato de 3.000 pesetas que ella aceptó. Sin embargo, la obra no se publicó hasta ocho años después.
Las novelas de Ana María Matute no están exentas de compromiso social, si bien es cierto que no se adscriben explícitamente a ninguna ideología política. Partiendo de la visión realista imperante en la literatura de su tiempo, logró desarrollar un estilo personal que se adentró en lo imaginativo y configuró un mundo lírico y sensorial, emocional y delicado. Su obra resulta así ser una rara combinación de denuncia social y de mensaje poético, ambientada con frecuencia en el universo de la infancia y la adolescencia de la España de la posguerra. Su prosa es frecuentemente lírica y práctica. En sus novelas, Matute incorpora técnicas literarias asociadas con la novela modernista o surrealista. Con todas estas cualidades y talento literario, Matute es considerada "una escritora esencialmente realista". Muchos de sus libros tratan del periodo de la vida que abarcan desde la niñez y la adolescencia hasta la vida adulta.
Matute utiliza mucho, como fuente primaria, al pesimismo, lo que da a sus novelas una sensatez más clara que la realidad de la vida. "La enajenación, la hipocresía, la desmoralización y la malicia", son características que comúnmente son fáciles de encontrar en la ficción de sus obras. Una de sus características más comunes es el uso de la trilogía: una obra literaria que está compuesta por tres novelas o cuentos que tienen tanto características en común como diferentes. Muchos críticos consideran que su mejor obra es la trilogía "Los Mercaderes", formada por "Primera memoria", "Los soldados lloran de noche" y "La trampa". Sobre su obra se dice que "aunque los argumentos de cada una de sus novelas son independientes, las une el tema general de la Guerra Civil y el retrato de una sociedad dominada por el materialismo y el interés propio".
Después llegaría la publicación de la conocida obra "La torre vigía", donde narra la historia de un adolescente que debe iniciarse en las artes de la caballería. Aunque sigue la línea de las anteriores, se da en ella un cambio histórico de ambientación hacia el período medieval, rasgo que se ha convertido en el universo de sus libros más recientes, publicados tras un dilatado período de silencio literario: "Olvidado Rey Gudú" (1997) y "Aranmanoth".
A la par la autora barcelonesa cultivaba el relato corto y publicaba títulos como "El tiempo", "Historias de la Artámila" o "Algunos muchachos". Igualmente, a comienzos de los sesenta, editó dos libros corte autobiográfico: "A la mitad del camino" y "El río". En estas páginas evoca sus experiencias de la niñez en el ambiente rural y bucólico de Mansilla de la Sierra.
Asimismo a lo largo de su carrera editorial han visto la luz también cuentos para niños. Muchos de ellos recopilados bajo los títulos "Los niños tontos", "Caballito loco", "Tres y un sueño", "Sólo un pie descalzo" y "Paulina".
Algunas curiosidades y premiosDe 1965 a 1966 va como lectora a Bloomington (Indiana) y en 1968 a Norman (Oklahoma). Es calificada como mejor novelista de la posguerra. Su calidad de escritora está a la vista en sus obras, que además han sido premiadas muchas veces; algunos de sus premios son:
Mención especial en el Premio Nadal 1947 con Los Abel, Premio Café Gijón 1952 con Fiesta al Noroeste, Premio Planeta 1954 con Pequeño Teatro, Premio de la Crítica 1958 Los hijos muertos, Premio Nacional de Literatura 1959 con Los hijos muertos, Premio Nadal 1959 con Primera Memoria, Premio Fastenrath de la Real Academia Española 1962 con Los soldados lloran de noche, Premio Lazarillo de literatura infantil 1965 por El polizón de Ulises, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 1984 con Sólo un pie descalzo.
Estuvo nominada para el premio Nobel de literatura y en 1976, según la academia sueca, su candidatura era la que más pesaba junto a la de Aleixandre. Fue finalista del premio Andersen y no ganó porque las obras llegaron al jurado sólo encastellano, aun a pesar de que estaban traducidas. En Junio de 1977 viajó a Bulgaria con Escritores por la paz. Ingresa en la Real Academia Española de la Lengua en 1996 y el 18 de enero de 1998 lee su discurso y ocupa el asiento K anteriormente ocupado por Carmen Conde, siendo así la tercera mujer en ingresar en 300 años. Es miembro honorario de la Hispanic Society of America y de la American Association of Teachers of Spanish and Portuguese. Hay un premio literario que lleva su nombre.
En 2007 recibe el prestigioso Premio Nacional de las Letras, otorgado por el Ministerio de Cultura y en 2010 se convierte en la tercera mujer en obtener el Premio Cervantes otorgado por el Ministerio de Cultura de España.
La universidad de Boston tiene en su biblioteca un fondo llamado Ana María Matute Collection. Sus libros han sido traducidos a 23 idiomas.
Un truco para escritores
La redacción de un texto comienza con la recogida de ideas. Nose debe empezar a escribir hasta que no tengamos un mínimo esquema, aunque sólo sea en nuestra mente. Pero lo mejor es recoger ideas, para ello podemos emplear algunos trucos:
a)-LISTA DE IDEAS: Consiste en hacer una lista de palabras claves, pequeñas frases, informaciones sobre el tema que queremos escribir… Cada palabra o frase la escribimos en una línea.
Podemos tener un “cuaderno de ideas” en el que apuntaremos todo lo que se nos vaya ocurriendo en cualquier momento: mientras vemos la tele, vamos en autobús o miramos por la ventana. Entre línea y línea, dejamos espacios, por si queremos intercalar ideas de última hora que se relacionen con las que ya tenemos.
Cuando nos parezca que tenemos suficientes ideas, tendremos que releer todo y tratar de darles un orden lógico. Es decir, construimos el esquema del texto que vamos a escribir.
b)-EL MAPA DE IDEAS: También podemos ir anotando las ideas de forma gráfica, con flechas que indican la relación entre unas y otras.
Del título sacamos unas cuantas ideas principales y de estas ideas sacamos otras secundarias. Podemos hacer los niveles que deseemos, aunque no conviene complicar el mapa excesivamente.