Los últimos discípulos de Juan el Bautista

Publicado el 07 agosto 2021 por Pailov7994

La realidad religiosa de Oriente Medio se encuentra sin lugar a dudas dominada por el Islam en sus diferentes versiones junto, en menor medida, al judaísmo, sobre todo en Israel, y al cristianismo, que espcialmente en el Líbano tiene una importante presencia.

De esta última religión, del cristianismo, es bien sabido el importante papel que desempeña la figura de Juan el Bautista. Sin embargo no se considera la figura central, puesto que es ocupado por Jesucristo.

Por otra parte, encontramos a gentes que, por el contrario, tomaron a Juan el Bautista como su profeta principal. Hablo en concreto de los mandeos, grupo etnorreligioso centrado en el sur de Iraq, en el curso bajo del Tigris y el Eufrates así como en las marismas, si bien sus habilidades como artesanos los han llevado también hasta Damasco, Beirut o Alejandría. También en la provincia iraní del Juzestán encontramos a los mandeos, si bien dichas comunidades no son tan prósperas como las de Iraq.

Aparte de como mandeos, también han sido conocidos por el nombre de sabeos por sus vecinos musulmanes, al ser identificados con la comunidad religiosa de dicho nombre mencionada en el Corán. Igualmente se les ha confundido con los zoroastrianos, motivo por el que ocasionalmente han sido llamado mayus.

Cabe destacar que, fruto de las guerras y persecuciones que se han experimentado en Iraq a lo largo de los últimos años, podemos encontrar mandeos refugiados en diversos países occidentales.

Con respecto al origen de los mandeos, puede trazarse hasta sectas judías que practicaban el bautismo, de las cuales seguramente salió Juan el Bautista y que, debido a conflictos con las autoridades centrales hebreas, hubieron de refugiarse en Mesopotamia.

Bautizo mandeo de un niño pequeño en el río (Foto de Hasan Sarbakhshian)

Como comentabamos, Juan el Bautista es una figura de gran importancia para esta comunidad, si bien no debe considerarse como su fundador, de hecho consideran a Adán como el primer mandeo (Nótese la similitud con el Islam, donde Adán es tomado como el primer profeta), pero sí como un reformador, que demostró ser un gran maestro y que realizó ciertos cambios, como disminuir de cinco a tres el número de oraciones diarias.

No es de extrañar, por tanto, que los ritos relacionados con el bautismo cuenten con un destacado papel dentro de la religión mandea. Este se realiza en los momentos importantes de la vida, tales como el nacimiento o el matrimonio, para expiar culpas o para purificarse después de contactos sexuales. En este sentido cabe señalar que los sacerdotes mandeos han de estar casados con una virgen, pero en caso de estar casado con una mujer que no lo sea, han de sumergirse ambos en agua 360 veces.

Una diferencia entre el bautismo mandeo y el bautismo cristiano es que este último se realiza usando agua parada, en pilas bautismales, mientras que aquellos prefieren usar el agua corriente, sobre todo de ríos, si bien es cierto que en los últimos tiempos se han ido asemejando más a los cristianos en este aspecto.

Estas semejanzas con el cristianismo contrastan con el evidente desprecio que algunos de sus escritos sagrados, en particular el Ginza Rba (“El gran tesoro” en mandeo) demuestran por la figura de Jesús, quien es descrito como un falso mesías, señor de los astros e hijo del Espíritu Santo, a quien consideran una entidad femenina y maligna, madre también de los demonios.

Las críticas al cristianismo se extienden también hacia aquellos que han decidido llevar a cabo una vida monástica bajo la influencia de la fé de Cristo, pues considera el Ginza Rba que son los demonios los que apartan a la gente de sus casas y los hacen habitar en solitario, llevando a cabo una vida célibe, cosa que los mandeos consideran pecado.

Sin embargo, el personaje de la Virgen María ha pasado a la tradición mandea bajo el nombre de Miriai. El Libro de Juan, uno de los principales textos de esta comunidad, la presenta como una muchacha judía que, al convertirse al mandeísmo, fue rechazada por su familia y tuvo que huir, siendo perseguida por los demás judíos. Sin embargo, cuando la encontraron, fueron castigados por un águila, que los hundió en el Eufrates y destruyó tanto el templo como la ciudad de Jerusalén.

Irónicamente la figura de Jesús también cuenta con un paralelo evidente bajo la forma de Manda d-Hiia, primogénito de Mana, el dios supremo. A él se le atribuyen características y episodios parecidos a los de Jesús en el cristianismo, como curar leprosos, devolver la vista a ciegos o haber sido bautizados por Juan el Bautista en el Jordán. Sin embargo debe remarcarse que Jesús y Manda d-Hiia son personajes claramente diferenciados en la tradición mandea. Mientras que el primero es considerado un ser maligno, el segundo es tomado como un salvador.

Ejemplares del Ginza Rba, el principal texto de la religión mandea (Fotografía de Rafi Alhaidar, 2018)

El nacimiento del mandeísmo no ha de tomarse como un hecho aislado, sino que más bien debe entenderse en un contexto religioso más amplio en Oriente Medio y el Mediterráneo oriental. En los siglos alrededor del nacimiento de Cristo vemos la aparición de una serie de doctrinas y movimientos que han pasado a la historia como gnósticos. Entre ellos podemos encontrar el hermetismo, en el Egipto helenístico, el maniqueísmo, en Persia, o algunas ramas del cristianismo primitivo.

Estos movimientos se basan principalmente en la división de la realidad en un mundo espiritual y oculto y un mundo material y sensible. Por tanto, se hace necesario para el fiel conocer o ascender de alguna forma a aquella realidad espiritual. Esto puede implicar o puede no implicar un rechazo al mundo material (Las formas más extremas, como el catarismo, incitaban a los fieles a no procrear, para evitar la prolongación de la existencia material humana).

La religión mandea, por tanto, considera una especie de materia o habitat primordial, el Pira Rba (El gran fruto) junto al cual existiría el Ayar (Éter), y en el que tendría su origen todo lo que existe, incluyendo la Divinidad.

La deidad suprema del mandeísmo es el Hayyi Rabbi (Gran vida), cuya primera manifestación sería el Mana, la primera mente o alma, de la cual las almas humanas se habrían separado. Cabe aquí especular con posibles relaciones con la deidad zoroastriana, el Vohu-Mana (La buena mente), sobre todo si tenemos en cuenta que “mana” es una palabra de origen iranio, no semítico. A él se debe la creación del mundo de la luz.

De esta divinidad surgiría Yoshamin, quien provocó la creación del mundo semi-material al permitir que sus hijos, especialmente Abatur, bajasen las aguas que separaban el mundo de la luz del de la oscuridad y creasen su propio mundo.

Este acto fue considerado por parte de Hayyi Rabi como una rebelión, lo que originó una guerra en la que murieron los hijos de Yoshamin y sus dominios fueron destruidos. Arrepentido, Yoshamin pidió ser bautizado, por lo que Hayyi Rabbi, satisfecho por el resultado, devolvió a sus hijos a la vida y le permitió mantener su dominio.

Al mirar dentro de las aguas de la oscuridad, Abatur creó a Ptahil, a quien ordenó crear el mundo material, convirtiéndose así este último en el equivalente al Demiurgo. La arrogancia y la rebelión de Abatur fueron también castigadas, siendo condenado a convertirse en Abatur de las escalas, quien ha de pesar las almas de los muertos enviadas al purgatorio. El propio Ginza Rba establece una relación entre Abatur y el dios persa Rashnu, encargado también de pesar las almas de los fallecidos.

Representación de Abatur en el Diwan Abatur, texto que relata su historia

Este es, pues, el resumen de la teología mandea que, como vemos, divide la creación en una realidad espiritual y una material. Como puede observarse, a pesar de sus puntos en común con otras religiones abrahámicas, no puede considerarse un monoteísmo estricto, pudiendo incluso rastrearse influencias iraníes o paganas.

BIBLIOGRAFÍA

  • “The Mandaeans of Iraq and Iran” de E. S. Drower
  • “Aproximación a los sabeos (mandeos), minoría milenaria de medio oriente” de Waleed Saleh
  • “The Story o f Creation in the Mandaean Holy Book the Ginza Rba” de Sabah Aldihisi
  • “THE VINES OF JOY: Comparative Studies in Mandaean History and Theology” de Samuel Zinner
  • “Polémica, controversia y críticas contra los cristianos en los escritos mandeos” de Jesús Galisteo Leiva
  • “Rethinking the ‘Gnostic Mary’: Mary of Nazareth and Mary of Magdala in Early Christian Tradition” de Stephen J. Shoemaker