Esta alta tasa de reproducción se explica en buena parte porque la mortalidad de la tarabilla es bastante elevada. Al ser aves que permanecen mucho tiempo al descubierto son muy sensibles a los depredadores, y también a las inclemencias meteorológicas. Los jóvenes de esta última generación lo tienen aún más complicado, ya que han de competir en un futuro tanto con sus padres como con sus hermanos mayores, que están más desarrollados.
Por contra, estos últimos pollos presentan algunas ventajas competitivas. Los estudios realizados indican que permanecen más días junto a sus padres que los jóvenes de las primeras nidadas, quizá porque sus padres no tienen tanta urgencia por expulsarlos. Este hecho aumenta sin duda sus posibilidades de supervivencia, ya que es más fácil para ellos superar sus primeros días en libertad.