ORACIÓN POR LOS DE ÚLTIMA HORA Lo difícil no fue la caída, ¡qué va!, ni obedecer a Ananías, escribir aquellas cartas, viajar hasta Oceanía.
Lo espinoso fue razonar con las rameras, bordear Sodoma, y no creernos el mito del bisnes, como dijo el profeta Sabina.
Lo más arduo, Tú lo sabes, no escandalizar a "los de siempre", no imitarles, no engañarles. Aguantar chaparrones y desdichas, cruces, astillas y desidias... Aceptar que serían de por vida.
Lo verdaderamente difícil: correr más en menos tiempo, hacer fructificar los talentos, y no tener ni dos euros sueltos. Amar hasta perder el aliento.
¡Que da igual la hora de llegada! Que en el Cielo no hay alarmas y lo único importante es ser puntual en la última llamada.