Sinopsis Editorial:
Toni, un profesor de instituto enfadado con el mundo, decide poner fin a su vida. Meticuloso y sereno, tiene elegida la fecha: dentro de un año. Hasta entonces cada noche redactará, en el piso que comparte con su perra Pepa y una biblioteca de la que se va desprendiendo, una crónica personal, dura y descreída, pero no menos tierna y humorística. Con ella espera descubrir las razones de su radical decisión, desvelar hasta la última partícula de su intimidad, contar su pasado y los muchos asuntos cotidianos de una España políticamente convulsa.
Aparecerán, diseccionados con implacable bisturí, sus padres, un hermano al que no soporta, su exmujer Amalia, de la que no logra desconectarse, y su problemático hijo Nikita; pero también su cáustico amigo Patachula. Y una inesperada Águeda.
Y en la sucesión de episodios amorosos y familiares de esta adictiva constelación humana, Toni, hombre desorientado empeñado en hacer recuento de sus ruinas, insufla, paradójicamente, una inolvidable lección de vida.
Por aquí no lo sabéis, pero al poco de empezar a leer "Los vencejos" subí unos stories a Instagram hablando de mis primeras impresiones y de la posibilidad de abandonar la lectura, pero aquí estoy, escribiendo un reseña (no muy favorable, la verdad) porque finalmente decidí terminarlo, eso sí, me pasé a la opción del audiolibro (ya que fue una de las últimas novedades que incorporó Audible) y sinceramente, la historia se me hizo infinitamente más llevadera... ¡menos mal!
Empezaré diciendo que no buscaba otro "Patria", ¿vale? Yo ya había leído a Aramburu antes de "Patria" con "Los peces de la amargura" y después con "Años lentos", así que si decidí comprar este libro fue porque me gusta como escritor y por supuesto porque la sinopsis de la novela me pareció muy diferente a lo que había leído antes del autor y también bastante interesante y a pesar de no haber disfrutado de esta lectura, sigo diciendo que Aramburu escribe muy bien y que yo personalmente recomiendo leer su obra, o al menos algunas de sus obras. Fernando Aramburu Personajes de "Los vencejos"
Fotografía de Infoliteraria.comMi hijo me daba pena. Todavía me la da. Lo veo y digo entre mí: «Qué mala suerte ha tenido toda su vida este chaval». Amalia me lo mandaba a mí y yo se lo mandaba a Amalia como la pelota que se lanzan dos tenistas desde sus respectivas zonas de la cancha. De haber nacido en otra familia, en otra época, en otro país..., su evolución habría sido acaso más positiva. Esto, por descontado, no hay manera de saberlo. Muchas veces me entra una sensación rara cuando lo veo marcharse. Miro su espalda, su cogote, su forma desgarbada de andar, e imagino de pronto que soy mi padre y Nikita se ha convertido en el adolescente que yo fui, y entonces mi pena aumenta y me entra la duda de si lo que siento por mi hijo coincide con lo que papá sentía por mí.
En definitiva no he disfrutado esta lectura, creo que es obvio, aunque puedo entender otros lectores sí, de hecho parece un libro que o gusta directamente o todo lo contrario, sin término medio. Creo que no se trata de si está bien o mal escrita, yo sigo diciendo que me gusta Aramburu y sé que volveré a él, tiene más que ver con que la historia en sí no era para mí. Los personajes me ha resultado desagradables y la historia muy desordenada (si sus recuerdos hubieran seguido un hilo temporal lineal, lo hubiera disfrutado más) y a la vez excesivamente larga y repetititva. Si al menos hubiera encontrado ese "humor" que han visto otros, pero no... quizás lo tenga, pero yo desde luego no lo he sabido verlo.
Si me paro a pensar en qué ha sido lo mejor de la novela, diría que quizás alguna reflexión del protagonista, el paseo por Madrid y la perra Pepa, testigo mudo de todo lo que ocurre y por la única que Toni parece sentir algo de cariño, bueno por ella y por los famosos vencejos, a los que incluso envidia en ocasiones.
Desde luego no creo que sea una novela para todo el mundo y si te lanzas de cabeza esperando otro "Patria" no lo vas a encontrar, lo que no significa que esta historia no te pueda gustar. Yo te recomiendo que la dosifiques, porque si te la quieres ventilar en tres días se te puede atragantar.
Así comienza "Los vencejos"
Llega un día en que uno, por muy torpe que sea, empieza a comprender ciertas cosas. A mí me ocurrió mediada la adolescencia, quizá un poco más tarde, pues fui un muchacho de desarrollo lento y, según Amalia, incompleto.
A la extrañeza inicial siguió la decepción y luego ya todo ha sido un arrastrarse por los suelos de la vida. Hubo épocas en que me identificaba con las babosas. No lo digo por lo feo y viscoso ni porque hoy tenga yo un mal día, sino por la manera como estos bichos se desplazan y por la existencia que llevan, dominada por la lentitud y la monotonía.
No voy a durar mucho. Un año. ¿Por qué un año? Ni idea. Pero ese es mi último límite.