Salir del cine convencido de que has pagado tu entrada y de que ha merecido la pena, creo que es algo significativo de la valoración global que puedes hacerle a una película. Si a eso sumas el hecho de que en tu interior tienes ganas de repetir la experiencia, creo que sobra cualquier palabra que puedas seguir escribiendo en una reseña o crítica.
Dicho esto podría simplemente darle al botón de “publicar” y cerrar la tapa del ordenador portátil con el cual plasmo mis experiencias cinéfilas en este blog. Pero sería algo bastante tonto, sobre todo porque todavía hay mucho que contar.
“Piel de gallina”, “momentos divertidos”, “acción a raudales de una calidad increíble” o simplemente “qué gozada para los fans de los superhéroes y de Marvel en concreto”, podrían ser algunas de las frases que se podrían escuchar en el cine si estamos atentos. Yo mismo las he dicho o las he pensado conforme avanzaba el metraje. Así que el nombre de Joss Whedon puede tranquilamente estar entre los más grandes en cuanto a las adaptaciones de cómics se refiere. Sus Vengadores no han podido quedar en mejor posición y los elogios se quedan cortos.
Marvel ha ido planificando esta película concienzudamente. Es la primera vez, y creo no equivocarme, que las películas individuales de unos personajes han ido formando un puzzle donde la última pieza era la película que los unía. Así el espectador pudo descubrir con anterioridad el origen de Hulk, Iron Man, Thor o el Capitán América. De tal forma que Los Vengadores ya tiene el camino hecho, nada de presentaciones, los que hayan ido al cine a ver las películas de dichos superhéroes ya conocen de sobra sus orígenes. Aquí vamos al meollo del asunto, como se forma el grupo y el por qué. Y como siempre sucede en estas historias, no hay nada mejor que un enemigo para que todos se unan por un bien común, derrotarlo. Porque el gozo, el verdadero gozo para un fan de los cómics, y más concretamente de Marvel, es ver en un mismo plano a varios de sus personajes favoritos. Ya vimos a los que he nombrado antes en sus películas en solitario, pero verlos en grupo es algo digno de un sueño hecho realidad.
No podemos olvidar una cosa, aunque parezca obvia, Los Vengadores es un blockbuster en toda regla. La campaña de promoción ha sido incesante y yo fuí uno de los que prefirió no mirar más allá del trailer oficial y de los pósters o imágenes que iban apareciendo. Pero nada de noticias sobre el argumento filtrado por la red, clips que podían jorobarme la pelea entre Iron Man y Thor, etc. En un mundo donde la información, o la saturación de la misma, puede reventar una película, a veces es preferible intentar algo “virgen” para que la sorpresa sea mayor.
Pero decía Blockbuster en el otro párrafo. Y es que dicha palabreja a veces trae de la mano algo negativo. Una superproducción insulsa y que muchas veces no tiene la suficiente “chicha”. Los Vengadores no es el no va más en cuanto a la historia. Es algo tan simple como buenos contra malos. Un detonante para que un grupo de personajes den dos horas de acción a raudales. A veces la cosa sale bien y otras no. A veces aparece un producto vergonzoso (me viene a la mente Transformers 3 o las últimas entregas de Piratas del Caribe -ambas entre las más taquilleras de toda la historia-) y otra no. La película de Whedon puede marcar. Puede marcar una pauta a la hora de que los blockbuster sigan su estela. Ésa donde la acción y los efectos especiales tengan su razón de ser y dejen el buen sabor de boca que el espectador espera.
Y es que el director de Firefly ha sabido manejar a la perfección el supergrupo por excelencia de la editorial Marvel. TODOS, repito, TODOS, los superhéroes o personajes tienen su momento. No hay uno que quede descolgado. Es algo que a veces pasa cuando en una película muerdes más de la cuenta. Pero Thor, Iron Man, el Capitán América, Hulk/ Banner, La Viuda Negra (espléndida Scarlet Johansson, sobre todo en su escena con Loki), Ojo de Halcón, Nick Furia o Loki (entre otros) están ahí para “decir algo”. Nadie se come a nadie ni sobresale demasiado. La Viuda Negra, por ejemplo, no es una mujer florero (algo de lo que tenía miedo mi compañera cinéfaga Karelia), Tony Stark sigue teniendo su magnética personalidad o Hulk -por nombrar a unos pocos- sigue sufriendo su doble personalidad. Mención aparte merecería el agente Coulson, un personaje visto en Iron Man 2 y en Thor (protagonista también de algún corto que apareció en los extras de otra adaptación), el cual tiene gran importancia en la trama y que no dejará indiferente a nadie por su personalidad.
La acción es incesante, de principio a fin. Bien hilvanada. Hay tantos momentos que quedan grabados en la retina que sería injusto destriparlos en esta reseña, pero seguro que cuando salgáis del cine sabréis a lo que me refiero (o podremos hablarlo en los consiguientes comentarios de esta reseña). Aquí sabes quien pega a quien, Whedon creo que ha sido consciente de que las peleas, la acción propiamente dicha, tiene que ser vista por el espectador. No un eterno y soporífero batiburrillo que no hace más que provocar una injusta e innecesaria jaqueca. Ojalá, cosa que dudo visto los buenos resultados en la taquilla, aprendiese Michal Bay en este aspecto. Pero lo más gracioso del asunto, y he aquí una de sus grandes bazas, es el listón tan alto que ha puesto en cuanto a que no te quedes con ese regustillo de “bueno, me he quedado con ganas de más”. NO, aquí sales del cine con una sensación de “me han saciado”. Hay una batalla larguísima donde no hay más chuletas para asar, todo está para que el estómago esté bien lleno y no pidas postre.
Como es normal las peleas entre los héroes, algo muy utilizado en los cómics, quedan excelentemente reflejadas. Iron Man contra Hulk, Thor contra Hulk, ¿alguien puede dar más? ¿alguien no se puede quedar alucinado ante lo que se nos muestra? A mí me han convencido plenamente de una manera que ni me podía imaginar.
Una de las cosas que se esperaba de Whedon era su buen manejo de los diálogos, algo que se vio con anterioridad en series como Firefly o Buffy Cazavampiros. Aquí tiene una variedad de personajes con los que jugar, con sus diferentes caracteres. El humor y los momentos cómicos no “cantan”, no son introducidos con calzador y te dejan con esa sensación de que los has visto con anterioridad. Los comentarios de Tony Stark (en su línea) son para caerte de la butaca, así como algunos de Thor o el Capitán América, pero hay dos momentazos de Hulk (no voy a destripar nada, tranquilos) que os dejarán de piedra. Desde luego las carcajadas del público que me acompañaba fueron sonoras y bien merecidas. Olvidaos de personajes secundarios tontos y soltando pachuchadas (el típico recurso humorístico que muchas veces peca de soso y de hastiar al personal), a Dios gracias eso lo han obviado.
No voy a mentiros, normalmente cuando te hablan bien, muy bien, de una película, a veces te creas muchas expectativas. Lo cual acaba siendo algo negativo porque nuestra imaginación hace que creamos que vamos a ver algo INCREÍBLE y alucinante, luego la vemos y pensamos “no era para tanto”. Eso suele ocurrir más veces de las que pensamos, pero aquí no se cumple eso. Los Vengadores no defrauda en ningún momento y es lo que nos han dicho de ella, un blockbuster que ofrece un entretenimiento de altura donde sus más de dos horas son un auténtico espectáculo pirotécnico de altísima calidad.