En el 2012, Los Vengadores sorprendieron a propios y extraños por su puesta en escena y el acertado balance entre los efectos especiales y la historia en sí. En el 2015 Joss Whedon repite la misma fórmula para juntar, otra vez, a los más famosos superhéroes de la Marvel aunque en esta ocasión sobresalen más las escenas de acción -algunas como para devolverte el alma de niño- que el bien intencionado -pero mal desarrollado- oscuro guión.
La película se puede dividir en tres partes: la batalla inicial -la mejor de las tres- en donde además de los seis principales personajes (Iron Man, Capitán América, Thor, Hulk, Ojo de Halcón y la Viuda Negra) hacen su aparición los mellizos Maximoff (Quicksilver y la Bruja Escalata). Acción sin detrimento, con escenas memorables en donde se combinan con mucho tino emocionantes travellings y la cámara superlenta.
La segunda parte busca incidir más en el aspecto introspectivo principalmente de los héroes secundarios -la familiar de Ojo de Halcón y el romántico de la Viuda Negra, ambos forzados y de poca aportación a la conclusión de la trama-.Se hace larga y demasiada evidente como pausa (in)necesaria antes de la traca final. La consabida última parte pone toda la carne al asador, con algún giro dramático y excesos en el uso de los gráficos por ordenador. El villano Ultrón lanza peroratas al estilo de Bane -el malo del último Batman-, pero que se quedan en burdos chistes, lejos del atemorizante discurso reivindicativo y de carga social del film de Nolan.
A pesar de sus fallos, es una cinta que hay que verla como lo que es: entretenimiento en estado puro que se disfruta en sus dos horas y media de metraje. Además de la parte técnica, destaca la música de Danny Elfman y Brian Tyler. Robert Downey Jr. pierde el protagonismo de la precuela en beneficio del resto de los actores, siendo Mark Ruffalo quien le saca más partido a su interpretación. El resto del reparto cumple en sus anabolizantes papeles y Stan Lee vuelve a hacer un cameo con mucha gracia.