Por Valentina Iocco
NACIMIENTO DEL ROCK
Los antecedentes históricos ubican al nacimiento del rock en la década del 50 como una respuesta nueva, revolucionaria que vio la luz con el objetivo de llevar los sonidos del R&B a un publico masivo. Las canciones de este nuevo Rock and Roll salían de la clandestinidad de las rocolas en los clubs frecuentados por negros estadounidenses, para poder ser consumidos por los jóvenes blancos en contexto de segregación racial.
El impacto cultural fue más fuerte, estos sonidos nuevos se esparcieron como reguero de pólvora, pero era necesario encontrar un estandarte con el nivel de melanina correcto. Llegó Elvis, tomó la corona y el rock como movimiento cultural no miró atrás.
En poco tiempo estas canciones cruzaron el charco y le dieron una razón de ser al piberío, se invento la adolescencia en la Inglaterra de pos guerra. Los chicos ahora podían aspirar a algo mas que ser operarios de fabrica o trabajadores de puerto y en cuestión de días, con solo 3 o cuatro acordes recién aprendidos, podías tener tu banda.
Primero, los covers de bluseros afroamericanos, después la búsqueda de la identidad propia, utilizando a la música como canal para transmitir un mensaje. La necesidad era urgente y las condiciones estaban dadas para que cuatro jóvenes humildes de Liverpool cambiaran la historia.
El rock en sus orígenes se caracterizó por ser una declaración de principios, por más que no siempre sus letras fueran de denuncia. La razón de ser del rock siempre fue disruptiva, aún siendo esa fecundación un tanto contradictoria, es imposible comprender el impacto de este fenómeno histórico sin leer el contexto social y político.
DONALD TRUMP
«Rockeando en el mundo libre explota en los parlantes de la Trump Tower y Neil Young puso el grito en el cielo, estaban cambiando el sentido de la canción que fue concebida como una crítica al status quo norteamericano»
Rockeando en el mundo libre explota en los parlantes y el cantante canadiense puso el grito en el cielo, estaban cambiando el sentido de la canción que fue concebida como una crítica al estatus quo norteamericano, al llamado “sueño americano” al que el comediante George Carlin satirizaba diciendo que era verdaderamente un sueño, porque tenes que estar durmiendo para creerlo.
Trump tomó la canción, la expropió (tal como los ejecutivos del sello SUN hacían con el cancionero afroamericano para dárselo a los cantantes blancos en los 50) pero sin cambiarle una sola palabra a la letra, el marco era el que cambiaba, la intención, el motivo era otro y no sólo la resignificaba, sino que se posicionaba en las antípodas del autor quien acto seguido presentó una demanda para que no fuera utilizada su música en la campaña del astro de los realitys.
MILEI Y EL ROCK DE LOS DOS MIL
Ambas canciones pertenecen a discos editados a principios de los 2000’s, dato no menor, ya que ambas expresiones artísticas fueron concebidas en el contexto de una fuerte crisis económica y social. En las calles se escuchaba el “que se vayan todos”, el mingo Cavallo, como tantos otras figuras de la política de la época, eran asediados por una sociedad ahogada por el hambre y la desesperación.
«No es consumo irónico el de Milei, tampoco el de Trump. Ambos operan con precisión quirúrgica sobre la ciudadanía descreída, peleada con la política que compra el slogan más perezoso de la historia, la ‘Libertad’, como grito de guerra contra nosotros mismos»Parece mentira que un candidato que propone las mismas fórmulas que nos llevaron al estallido social de 2001 (tal y como lo vaticinaba la Bersuit) tome estas dos canciones las exponga en el marco equivocado y se tome el atrevimiento de cambiarle la letra a una de ellas, disfrazado de león para gritarles a sus seguidores, quienes en 2001 probablemente no habían siquiera dejado los pañales y hoy quieren una Argentina que les garantice comprar juegos en Steam y dólares para conseguir el pasaje de ida a ese primer mundo con el que sueñan y ver a su país de origen como un triste recuerdo.
UN TIRO AL PIÉ
No es consumo irónico el de Milei, tampoco el de Trump. Ambos operan con precisión quirúrgica sobre la ciudadanía descreída, peleada con la política que compra el slogan mas perezoso de la historia, la “Libertad”, como grito de guerra contra nosotros mismos ya que el primer tiro va directo al pie, a nuestro propio pie y nos deja sin educación, sin salud, sin derechos laborales y un sinfín de tristes etcéteras.
El rock como movimiento político es por naturaleza inseparable de su lado artístico y no vamos a afirmar que el rock es de izquierda, pero definitivamente vamos a asegurar que derecha no es y la palabra libertad, cuando sale de esas bocas llenas de espuma y rabia, dispuestas a confrontar a los gritos contra el “zurdaje” no es LIBERTAD, sino el más rancio neoliberalismo, la resaca, un fideo pegado a la olla con olor a plástico quemado y a carne podrida.
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