Los verdugos no son iguales a las víctimas

Por Alejandropumarino

La tolerancia mal entendida supone concesiones inadmisibles a los asesinos que no pueden justificar sus crímenes en las ideas, la opresión o la política. Curiosa forma de entender la izquierda, cuando se está dispuesto a descerrajar un tiro en la nuca a todo bicho viviente que disienta de las opiniones políticamente correctas nacidas del independentismo aldeanista que tanto abunda en Euskadi. El PSOE necesita un milagro más que un golpe de efecto, para ganar las elecciones generales; sin embargo, un eventual anuncio de disolución de la banda, daría alas a Alfredo, que cambió el rojo por el azul sin decir nada, de modo que se confunde con el gallego pausado hasta en el lenguaje corporal. ETA es un grupo de asesinos y extorsionadores, una mafia local, con reivindicaciones esperpénticas, escasamente secundadas por la población vasca, muy alejada de extremismos que tienen poco que ver con el sentido común. La presión en pequeñas localidades, la dictadura del miedo, llevan a unos resultados en las urnas alejados del necesario sentimiento de apoyo social. Las víctimas no pueden olvidarse ni compararse con sus verdugos; no se trata de una guerra con vencedores y vencidos; al contrario, no es más que una banda de asesinos que solo tienen lugar en la prisión, y unos ciudadanos que deben ver respetados sus derechos y ser reparados en lo que la ley prevea en tales casos.