Con un importante retraso debido a motivos que no viene a cuento mencionar ahora, y sin toda la lucidez que me gustaría, el prometido resumen de los vinos que desfilaron por nuestra mesa el día de Nochevieja.
Los habituales lectores de este humilde blog saben que siempre que puedo, intento rendir un pequeño homenaje a los vinos gallegos. Y en Nochevieja, evento que suelo celebrar con la familia y en Galicia, procuro que todos los vinos que mojen nuestros labios sean da terriña, salvo el inexcusable champagne a la hora de los brindis.
Empezamos la velada con entrantes de varios tipos, que fueron acompañados por un espumoso de los que cada vez se están haciendo más (80000 botellas en 2013 según he podido leer). Me refiero a un espumoso elaborado por el método tradicional en la DO Rías Baixas, en este caso Eidosela Burbujas del Atlántico Brut Nature (DO Rías Baixas, espumoso 100% Albariño, Eidosela). Un espumoso de color amarillo pálido, brillante, con una burbuja un tanto desordenada. Nariz donde se marcan la manzana, algo de flor blanca y discretas notas de bollería y pan tostado. En boca, fresco, de buena acidez, menos seco de lo esperado para ser un brut nature, con carbónico bien presente y agradable final. Si bien lo poco de estos espumosos 100% Albariño no han acabado de entusiasmarme, este no ha estado mal. Ah, lleva fecha de degüelle en la contraetiqueta.
En una mesa gallega que se precie, en una fiesta, no puede faltar el marisco. Y a pesar de estar en Arousa, este año opté por cambiar y en lugar de presentar para acompañarlo otro Rías Baixas, me fui a una DO algo más lejana. Godeval Cepas Vellas 2012 (DO Valdeorras, blanco con crianza con sus lías 100% Godello, Godeval) se elabora con las cepas más viejas de los viñedos de la bodega, y reposa unos 6 meses de crianza con sus lías en depósitos de acero. Tenemos así un vino de un color amarillo pajizo, limpio y brillante. Aromas de fruta blanca madura, algo de hierbas de campo y discretas notas amieladas. El paso por boca nos muestra un vino de buena acidez, algo graso, frutal, con puntas minerales, envolvente y con un final muy agradable y de buena duración. Muy rico y nada mal con el marisco.
La parcela tinta de la noche vino de la mano de un elaborador que está en boca y teclas de muchos de los lectores de este blog, y de mucha otra gente, y del que yo hasta ahora no había probado nada. Me refiero a José Luis Mateo, y el vino que pudimos disfrutar, porque esa fue la palabra, fue su Alanda Tinto 2008 (DO Monterrei, tinto con crianza, Mencía, Bastardo y Tinta fina; Quinta da Muradella). Despalillado, maceración en frío, fermentación en inox y posterior maloláctica y crianza de 13 meses en barricas de roble francés de segundo año dan como resultado un vino de color picota con reflejos amoratados asomando algún rubí, de capa media. Nariz muy agradable, con mucha presencia de fruta roja, hierbas aromáticas, tierra y notas avainilladas. En boca es un vino de buen paso, ágil, fresco, frutal, de buena acidez, con un final muy agradable que invita a otra copa. Difícil parar de beberlo.
A la hora de los brindis, el segundo espumoso de la noche, este sí de tierras galas. Habiendo bebido ya en años anteriores otras elaboraciones de este productor, este año me decidí por el Roger Coulon Blanc de Noirs Brut Millésimé 2005 (AOC Champagne, espumoso, 50% Pinot Noir, 50% Pinot Meunier, Roger Coulon), que se elaboró con vinos de la añada 2005 procedentes de viñedos en Vrigny y Pargny-la-Montagne, clasificados como Primer Cru. El Pinot Meunier procede de la parcela “Les Linguets” plantado en 1953 en pie franco. Viste de color amarillo brillante, con una burbuja muy fina y continua. Nariz sorprendente, con aromas de mantequilla dulce, frutos rojos, bollería y algo de frutos secos, una nariz fantástica. En boca, seco, fresco, cremoso, de fantástica acidez, con un carbónico delicioso y un final tremendamente agradable. Un champagne con mayúsculas.
En resumen, cuatro buenos vinos cuatro, de los que destacaría el de Mateo, que me hace pensar en empezar a conocer a fondo sus elaboraciones, y un tremendo champagne, que aunque esta botella fue un regalo, al precio que veo que puede conseguirse no dudaré en hacerme con más botellas.