¡Vuelvo a escribir luego de tanto tiempo, queridos amigos del vino y del blog! He estado de visita en Argentina este último mes, y una vez más regreso con la certeza de que los vinos de mi país son realmente insuperables en la relación precio-calidad. Tuve la ocasión de degustar muchas nuevas etiquetas y su gran mayoría se encuentran en el rango medio de precios, esos vinos a los que todos podemos acceder y que sin dudas, sabremos disfrutar. En próximos días estaré posteando mis notas de cata, mis apreciaciones y mis recomendados. Vinos que han quedado en mi recuerdo, algunos sin dudas bien acompañados de la gastronomía argentina, logrando así maridajes supremos y deliciosos. Sigo siendo una abanderada incondicional de los vinos argentinos aquí y allá, aunque al regreso les confieso que tengo una inquietud, compartida con mi esposo. A los dos nos llamó la atención que muchos de nuestros amigos y familiares - antiguamente enófilos - ya no bebían vino. Algunos, lamentablemente y esto es según mi humilde opinión, entregaron su paladar al Fernet. Otros, alegaron problemas de salud. Me cansé de escuchar que ahora el vino les cae mal. ¿Como puede ser esto posible? Me quedo pensando si es una tendencia o una simple situación excepcional entre mis conocidos. ¡Pese a mi discurso apasionado, no he logrado convencerlos! Seguirá siendo entonces la "bebida nacional"? J
MLF