Los Zigarros en Madrid: El rocanrol nos salvará ayer
No es que un buen concierto de rocanrol te salve de una mala semana, es que es el perfecto túnel de lavado. Anda que no hay veces que entras con el coche y, por lo que sea, sales que te sientes como si te hubieras confesado al otro lado del túnel de lavado. Pues la eucaristía del rock es básicamente y en pocas palabras eso: Que entras sucio y sales más sucio. Porque para salir limpio vas a ver movidas de pop o de yo qué coño sé, lo que os mole.
No es ese el caso esta noche en el que Los Zigarros se coronan con sus santas pelotas, ojo, por segunda noche en el Circo Price ante otras 1.800 personas igual que el jueves. Joder, está pasando ante vosotros: darse cuenta. Es viernes por la noche y vamos a toda hostia por la ciudad. Pasamos a vuestro lado y ni nos veis. Quienes creen vernos nos confunden con gamusinos. No éramos nosotros, igual eran otros. Seguro que no.
Me siento muy partícipe de Los Putos Zigarros sin serlo porque el concierto de AC/DC en Sevilla en 2010 fue un maldito desfase. Y ellos eran los teloneros como Los Perros del Booggie y allí que nos hicimos la foto de rigor cuando bajaron del escenario en un clima absolutamente tóxico, como si el domingo 'realmente' no fuera a llegar. Era sábado, aclaro.
Aquel domingo llegó jodidamente doliente como sin duda llegarán otros amaneceres, no sé, ya. Ahora. Pero la cabra que tira al monte siempre se equivoca en el mismo acorde y, aún así, leventa el careto con sus cuernos y sonríe. Eso es un poco todo. Eso es básicamente. Son guitarras a toda hostia, son ánimos decaídos por una semana guerrera que, una vez bien puesta la chupa, gritan sí. Sí, joder.
Los Zigarros han crecido mucho y a toda hostia. Todos los hemos visto por ahí en circunstancias que no hacían para nada presagiar reventar dos noches el Price. Me he acordado, de hecho, de que con M Clan estuvimos aquí celebrando sus 25 años y, bueno, que no es por comparar, pero estos llevan menos de diez. Me apetece remarcarlo porque a tenor de lo visto pues, oye, hay baile.
Porque han sonado reventones, el guitarra Álvaro Tormo se lo vive como tiene que ser y el vocalista y guitarrista Ovidi pues la verdad es que pareciera que nació para estar exactamente ahí plantado en pie. Yo creo que más que saber tocar, que saben, estos pollos se han aprendido toda la logística y justo por eso resultan convincentes ahora que ha llegado su momento.
O sea, que llevan un telón rojo de fondo y que si 'Apaga la radio', que si 'Espinas', que si la pendenciera 'No obstante lo cual'. Pueden ser canciones mejores o peores, pero te crees a esos notas que están ahí encima lanzándote su movida. Parecen tan reales que no es descartable que sea la banda de rock canallita que necesitábamos en un momento en el que todo el mundo es mogollón de pringao. Y no han inventado nada, pero lo clavan.
Nos pone profundamente nerviosos que no dejéis de ir a la barra del bar aunque llevemos ya media hora. Joder, ya basta. Todos queremos una rondita. Pues nada, hay que esperar y eso nos toca los cojones muchísimo. Sois lo peor y nos reconforta que hablemos el mismo idioma. Casi nos perdemos a Ariel Rot volando en 'Qué harás amor', que fue realmente un momento para no ir a la barra.
Tienen Los Zigarros esa mierda dentro que te incita a beber. Te joden, no te dejan. Estás viendo un momento guapísimo, pero el personal abre y cierra las manos porque sería aún mejor con un algo que tomar. Los Zigarros son de tomarla. Coño, y nosotros. Y todos nosotros. Es tan evidente que los camareros de las barras no se han visto en otra en años. Hay colas interminables para pedir una cervecita; tal es el desconcierto que yo quiero pedir tres o cuatro minis a la vez para dos. El tiempo, como suele pasar aunque no tan en el acto, nos da la razón. Es la razón inherente e inexplicable del rock n' roll.
A Ariel Rot es que en la tele hay que verle más. Porque es un flow de rapero cuando no había raperos y luego te hace un solo ahí to guapo y 'Qué harás amor'. Pues nada, aquí te espero. 'De nada sirve hacerse mayor' es infantil pero me representa porque es viernes así que ole las gónadas de tod@s y cada un@ de nosotr@s. Y luego el Fitazo con 'Resaca' y 'Voy a bailar encima de ti'.
Porque Fito sale y cuando canta sobre la resaca te está clavando la estacada de veinte años borracho con sus canciones. Treinta seguramente y ahora él es runner. No nos puede parecer mal pero, al mismo tiempo, es un poco injusto, ¿acaso no? Todos los himnos de los bares de rock españoles no debieran quedar impunes y cada noche que suenen deberíamos sacrificar al azar a alguien. La vida mata.
No vamos a descubrir a Carlos Raya como el mejor guitarrista heavy español de los ochenta, ahora reconvertido en ese tipo al que todos queremos que se marca un solo antológico en 'Tenía que probar'. Y joder cómo mola sentir el carisma de Tarque en 'A todo que sí', el desparrame vocal absoluto de Aurora en 'Dispárame' y el Leiva que hace lo que le viene en gana con 'Baila conmigo'. Este párrafo me hace pensar que no ha sido en absoluto un viernes cualesquiera, no una noche mierderita.
¿Acaso no se trata de eso el rock? Hubo un fogonazo con 'Dentro de la ley' y luego toda la panda que no pasaría un control de alcoholemia de primaria cantando 'Qué demonios hago yo aquí'. Me lo pasé guay y lo del control de alcoholemia solo es una broma porque, at the end of the day (me encantan los guiris), estoy con Sangre Azul. Este final inesperado me devuelve al principio: "El rocanrol nos salvará ayer".
Cometemos errores que no nos vais a perdonar nunca y es normal. Es terrible todo lo que hacemos mal en general, así que imaginad un repertorio sin un hit. Tíos, me salta una cantidad de mierda que flipas y luego no es para mí. O no sé, era para tí. Igual érais colegas vosotros. Yo no quiero que me deis la brasa. Nunca. En este espacio cabes si nos llevamos bien, me parece que no.
Es que sabéis, hay un rollo em el qie sabes que te vas a tropecar y todo esto. Jodre. Instente en el que está bien y ya no. Y es mal. Es una puta mierda.