Como decía ayer, lo que fue una frase soltada por Lou Reed en un evento del Rock and Roll Hall of fame, que dijo a los miembros de Metallica: "Hey, Metallica, chicos, ¡deberíamos hacer un álbum juntos un día!" acabó siendo realidad, los angelinos recogieron el guante y grabaron Lulu en 2011, un amplio álbum doble donde las letras iban a cargo del mítico líder de la Velvet Underground, mientras el grupo de heavy metal lo musicaba con plena libertad. Reed frasea en muchas de las canciones, más que cantar, letras de un tipo que entiende el miedo, la rabia, el veneno, además del terror, la venganza y el amor. Este trabajo no gustó en su día ni a los seguidores de la banda californiana, ni a los del neoyorkino de Brooklyn, pero como supo ver uno de los mayores visionarios David Bowie, el disco era una obra maestra, que necesitaba tiempo de escucha y reflexión posterior, en cierta manera Bowie lo equiparaba con Berlin, aquel disco del 73 tan interior y difícil, para acabar diciendo que era esa obra maestra pero en 2011. Este trabajo es una mezcla muy especial, hay momentos donde el viejo Lou se me emparenta con Johnny Cash en la manera de frasear, James Hetfield acompaña de manera perfecta en todo momento y se mezcla de forma gloriosa. Aquí hay rock and roll, heavy, cuartetos de cuerda, etc., pero todo tiene un sentido tremendo. En definitiva es un disco crudo, cortante, recio y donde Lou en muchos momentos vuelve a los orígenes de su banda madre la Velvet Underground, pero con una banda descomunal que le arropa y le entiende, además de descargar su fiereza. Iced honey demuestra mucho de todo lo dicho, compenetración y mezcla perfecta entre el recitado de Reed y la aplastante arrope musicado de la banda californiana.
Os dejo con Iced honey en vivo en 2011 en el Rockpalast en Colonia.