Hace ya varios años que leí en una lista de discos imprescindibles, dónde entre otros muchos que ya conocía, estaban algunos a los que todavía no había metido mano, uno de ellos era el tercer disco de Love, la banda liderada por Arhtur Lee, titulado Forever changes. Muy al contrario de grupos cohetáneos de los angelinos, el éxito les llegó con el tiempo, ya que compartían sello, Elektra, con The Doors (a los que el propio Lee metió en la compañía) y en definitiva hablamos de una época y un año en concreto en el que salieron Sgt.Peppers de los Beatles, Are you experience? de Jimi Hendrix, The Rolling Stones y su Their Satanic Majestic Request, The Kinks y su Something else... o los propios Doors con dos discarros en ese mismo año... mucha tela.Pero cuando me metí a fondo con el álbum, caí rendido, admito que después de una buena castaña fue lo mejor que pude hacer para pasar la resaca en la gloria, a partir de ahí adoro este disco. La belleza que atesora a base de folk, psicodelia, rock, pop, guitarras acústicas y eléctricas mezcladas de manera soberbia e incluso arreglos orquestales le hacen un disco imprescindible de la historia de la música, así de claro. Curiosamente el disco logró un más que decente puesto 24 en los charts británicos, pero en su casa, en los Estados Unidos, no pasó del 154.
Hace ya varios años que leí en una lista de discos imprescindibles, dónde entre otros muchos que ya conocía, estaban algunos a los que todavía no había metido mano, uno de ellos era el tercer disco de Love, la banda liderada por Arhtur Lee, titulado Forever changes. Muy al contrario de grupos cohetáneos de los angelinos, el éxito les llegó con el tiempo, ya que compartían sello, Elektra, con The Doors (a los que el propio Lee metió en la compañía) y en definitiva hablamos de una época y un año en concreto en el que salieron Sgt.Peppers de los Beatles, Are you experience? de Jimi Hendrix, The Rolling Stones y su Their Satanic Majestic Request, The Kinks y su Something else... o los propios Doors con dos discarros en ese mismo año... mucha tela.Pero cuando me metí a fondo con el álbum, caí rendido, admito que después de una buena castaña fue lo mejor que pude hacer para pasar la resaca en la gloria, a partir de ahí adoro este disco. La belleza que atesora a base de folk, psicodelia, rock, pop, guitarras acústicas y eléctricas mezcladas de manera soberbia e incluso arreglos orquestales le hacen un disco imprescindible de la historia de la música, así de claro. Curiosamente el disco logró un más que decente puesto 24 en los charts británicos, pero en su casa, en los Estados Unidos, no pasó del 154.