Loving Vincent

Publicado el 19 enero 2018 por Universo De A @UniversodeA

La fortuna y felicidad de tener la oportunidad de descubrir una obra maestra contemporánea

Sinopsis y ficha técnica

Primer largometraje compuesto por pinturas animadas, “Loving Vincent” es un film homenaje a Van Gogh en el que cada fotograma es un cuadro pintado sobre óleo, tal y como el propio Vincent lo hubiera pintado. Sus 80 minutos de duración están compuestos por 56.800 fotogramas que han sido pintados, uno a uno, por una gran cantidad de excelentes pintores a lo largo de varios años, todos inspirándose en el estilo y arte magistral de Van Gogh.

Título originalLoving Vincent

Año2017

Duración95 min.

País Polonia

Dirección Dorota Kobiela, Hugh Welchman

Guion Dorota Kobiela, Hugh Welchman, Jacek Dehnel

Música Clint Mansell

Fotografía Animation, Tristan Oliver, Lukasz Zal

Reparto Animation, Douglas Booth, Helen McCrory, Saoirse Ronan, Aidan Turner, Eleanor Tomlinson, Chris O’Dowd, Jerome Flynn, John Sessions, Holly Earl, Robert Gulaczyk, James Greene, Bill Thomas, Martin Herdman, Josh Burdett, Richard Banks, Shaun Newnham Productora

Coproducción Polonia-Reino Unido; BreakThru Productions / Trademark Films / Silver Reel / Odra Film / Centrum Technologii Audiowizualnych / Polski Instytut Sztuki Filmowej

Género Animación. Drama | Biográfico. Pintura

Premios 2017: Globos de Oro: Nominada a Mejor filme de animación2017: Premios BAFTA: Nominada a Mejor película de animación2017: Premios Annie: Nominada a mejor película independiente, guion y música2017: Festival de Annecy: Premio del público2017: Premios del Cine Europeo: Mejor largometraje de animación2017: National Board of Review (NBR): Mejores películas independientes del año2017: Critics Choice Awards: Nominada a mejor largometraje de animación2017: Satellite Awards: Nominado a mejor largometraje de animación

Comentario previo

A veces me pregunto si soy el único en el mundo que queda que echa de menos el cine de animación tradicional; que se siente pleno y se enternece contemplando una y otra vez aquellos vibrantes dibujos hechos a mano, al más viejo estilo de los grandes maestros y que Disney llevó a la cumbre; o que se pregunta porque la animación por siluetas de Lotte Reiniger no tuvo sucesores que llevaran a cabo un desarrollo posterior… en definitiva, a veces me entristece saber que hemos dejado de soñar con que “Las meninas” se muevan.

Lo sé, lo sé, el cine de animación no está muerto… se hacen montones de películas por ordenador continuamente… pero no es, ni nunca será lo mismo; de hecho, casi es peor, puesto que el sustituto sólo es un cruel recordatorio de lo que hemos perdido. Y es que, sin duda, el cine de animación por ordenador puede ser calificado como arte de la misma manera que lo puede ser cualquier otro filme… pero jamás estará al nivel de la animación tradicional, con su proceso absolutamente manual y artesanal que le daban el verdadero y auténtico toque que tiene una obra artística por derecho propio. Tal vez no todo fuera bueno o perfecto (como tantas otras películas que se hicieron), pero sí era único y especial.

Por eso, para bien o para mal (más bien lo segundo, debido a la excepcionalidad del asunto), vivimos en una época en la que el estreno de cualquier película que se acerque a la animación tradicional se convierte en un acontecimiento… y yo no puedo evitar ir corriendo (muy desgraciadamente, como todos sabemos, a principios de este siglo, la compañía Disney anunció que “Zafarrancho en el rancho” sería su última película de animación tradicional. Afortunadamente, y por iniciativa de John Lasseter -lo que no deja de sorprender, pues sin duda él ha sido el asesino o como mínimo el enterrador de la animación tradicional- la compañía volvió sobre sus pasos y realizó “Tiana y el sapo”, la película no tuvo los resultados esperados para casi nadie en todos los sentidos… y debido a eso, la animación tradicional parece haber desaparecido para siempre en la compañía del ratón. Desde aquel entonces, ya sólo, muy de vez en cuando, surgen casos exóticos –como este-, que curiosamente, no se hacen en EEUU, y que, dado su cierto toque independiente y de arte y ensayo, parecen recordarnos, no sin falta de crueldad, que la animación tradicional no es más que un recuerdo, algo que fue comercial en su día pero que ahora está pasada de moda, y que ahora sólo es una extravagancia que se permiten rodar algunos como una especie de desafío artístico… pero en fin, si el musical resurgió, confiemos en que también la animación tradicional acabe por imponer su arte algún día).

Y es que, hasta que nos vimos invadidos por la animación por ordenador, yo siempre pensé que a mi me gustaba el cine de animación, pero, cuando las cosas cambiaron, descubrí que no era así, entendí que lo que verdaderamente yo apreciaba en ese género era la habilidad de los trazos, la belleza y proporción de las formas, el uso de los colores en los fondos, las referencias artísticas… etc; es decir, sentía como si hubiese ido a una pinacoteca y los cuadros se pusiesen en movimiento, narrándome con más detalles las historias que siempre han contado en manera estática.

Por ello, cuando supe de esta película de la que haré la crítica, me pareció sumamente interesante, y decidí no indagar demasiado pues quería dejarme sorprender… apenas una breve sinopsis, unas cuántas frases de críticas leídas por encima, un par de imágenes y un poco del tráiler, me pareció más que suficiente para tomar definitivamente una decisión que estaba muy tomada de antemano.

Y es que para mí, el cine de animación tradicional, como los musicales, tienen patente de corso, pues el deseo desesperado de volver a vivir las grandes emociones que sé que pueden llegar a aportar; el anhelo, creado debido a un recuerdo nostálgico y poderoso, de volver a alcanzar el éxtasis artístico; es tal, que nada importa, y nada me detiene hasta alcanzar mi objetivo… luego habrá que ver si el producto está a la altura de las expectativas (algo nada fácil puesto que la impaciencia y el deseo me dominan por completo), pero eso ya es otro cantar; en un primer momento, simplemente hay que satisfacer el ansia de aquello de lo que siempre se busca más, nunca se obtiene suficiente… y que por encima, se nos ha sido racionado o casi negado puesto que ya no se hace este tipo de cine.

Fui a ver la película al Palacio de la prensa, dónde encontré una buena atención al público… además de que siempre me agrada ir a esos cines de la Gran Vía, pues tienen un encanto muy especial (y son baratos).

Crítica

Lo primero que hay que hablar en esta crítica es de cómo se ha realizado esta película, que de hecho, sostiene muy en parte su interés debido a ello (cosa que se ha aprovechado muy bien en la publicidad, que la ha calificado de “la primera película pintada al óleo”).

En primer lugar, sería interesante plantear si la película es realmente de animación, puesto que resulta difícil decir que se ha dibujado nada… me explico: se grabó una película de acción real y, a continuación, se pintó por encima de cada fotograma, al óleo, siguiendo el estilo de Vincent Van Gogh… ¿por qué el debate de si el filme es de animación?, sencillo, todos sabemos que hubo muchas películas y series en blanco y negro que fueron coloreadas para volver a comercializarlas, y ello no las hace de animación. Por otro lado, para quién quiera argumentar que la animación tradicional ha usado habitualmente imágenes de referencia, ciertamente habría que responderle que estas sólo eran usadas para poder plasmar mejor los movimientos a la hora de dibujar, pero que de ningún modo se calcaban sobre el papel, simplemente se reproducían con los trazos manuales de un dibujante… ahora bien, no es menos cierto que en esta película se ha hecho, mucho, muchísimo más que simplemente colorear las imágenes, puesto que cada fotograma se ha convertido en todo un homenaje a Van Gogh y su estilo, hasta el punto de que llega a dar la impresión, especialmente cuando hay cierto estatismo, de que realmente estás ante una pintura del maestro del postimpresionismo (hasta cierto punto, esta película ha alcanzado ese viejo anhelo, que expreso en el comentario previo, de ver “Las meninas” en movimiento… sólo que en versión Van Gogh).

Con toda seguridad, yo hubiese preferido encontrarme con una película dibujada desde su principio a su fin, sin necesidad de estar coloreando fotogramas, lo cual es sin duda el gran y único defecto del filme, pero también admito que se ha hecho de tal manera, se ha alcanzado tal maestría en el cuidado de cada fotograma, que verdaderamente debe ser aplaudida, puesto que el mérito de ese gran trabajo es mucho, no sólo por la labor en sí misma (que ya lo vale), sino por el resultado final que es absolutamente espléndido en todos los sentidos.

Así pues, nos encontramos con una animación un tanto tramposa (por lo anteriormente descrito), pero eficaz y extremadamente bella, un gozo visual, un bellísimo tributo a Van Gogh que te deja absolutamente anonadado. Sin duda, ese origen de acción real le aporta también su mayor defecto, ya que el cine de animación tradicional posee una cierta calidad aérea, una gracilidad en sus personajes que los hace elevarse sobre el mundo mortal como plumas… pero aquí, en “Loving Vincent” se percibe rápidamente que falta eso, puesto que los movimientos y la distribución de peso de los actores es extremadamente humana, así que, aunque no lo sabía con seguridad al entrar en la sala, según pasaron unos minutos, rápidamente detecté que eran fotogramas coloreados… aunque insisto, ¡qué maravilla de color! (pero yo confieso que no pude evitar tener el malicioso pensamiento de que hoy en día, programas de edición de video de lo más básico, ofrecen ciertos filtros que darían un aspecto muy parecido al que tiene la película… que sin embargo ha necesitado de años para concluirse debido al método utilizado).

Muy posiblemente, lo que ayuda considerablemente a que los defectos de la película se perciban, es una fotografía que debería estar muchísimo más cuidada y más preocupada por reproducir los colores y el estilo del maestro del postimpresionismo; todo lo cual se nota menos cuando nos encontramos ante secuencias de color, pero cuando nos pasamos a las que imitan el estilo de la grisalla o carboncillo (que son todas las de flashback), casi parece que estés ante una película en blanco y negro normal y corriente.

Y con lo anterior, dejamos de lado los defectos y comenzamos a hablar de las virtudes, que son muchas más y eclipsan a los primeros por completo.

La película usa una historia muy interesante y es la de una especie de biopic policiaco, es decir, una persona se ve encargada de solucionar los asuntos de un muerto importante o de aclarar cosas sobre su pasado, y va poco a poco hilvanando su historia y descubriendo puntos que no se conocían… como método de contar la historia no es extremadamente original (así de pronto, se me ocurren otros dos ejemplos en los que se hizo algo parecido, también con artistas, como son “Amor inmortal” o “Amadeus”), pero sí efectivo, y, por otra parte, casi todo parte de un modelo, la cuestión es si se puede aportar algo original a este.

Y verdaderamente, “Loving Vincent” lo consigue, puesto que la película, hasta en su maravilloso título, es perfecta y coherente desde el primer segundo, narrándonos una historia, con ciertos ligeros toques de ficción y licencias dramáticas muy admisibles, pero absolutamente basada en hechos reales y sumamente bien documentada y fiable.

Así pues, nos encontramos con un guión extremadamente bueno y eficaz, que, para que mentir, de haber sido para una simple película de acción real, hubiera construido, ya de por sí y por sus méritos, una muy buena película, puesto que el texto es dinámico, inteligente, poderoso, interesante, intrigante… lleva la narración de una manera absolutamente magistral, viva y perspicaz; pero, cómo se ha hecho para esta película, la lleva mucho más allá, pues se convierte en el tributo perfecto, en el más sublime homenaje a quién fue Vincent Van Gogh, creando así una ofrenda llena de respeto, admiración y devoción.

La dirección también es eficacísima y de lo más aguda, logrando una película emocionante desde el primer hasta el último fotograma, de modo que en ningún momento nos podemos salir de la trama por el dinamismo que le imprime a la historia, que se apodera de todo nuestro interés y sentidos.

En lo que respecta a la animación, no me extenderé más, sino para decir que alcanza tales grados de perfección, que demuestra tal conocimiento, aprecio, admiración y amor por la obra de Van Gogh en absolutamente todo (desde los fondos hasta las pinceladas más básicas que adornan a los personajes) que llega a resultar tan impresionante como apabullante, demostrando una excelencia verdaderamente fuera de lo común (sólo comparable a los mejores tiempos de Disney).

Sobre los actores, ofrecen unas interpretaciones sumamente inteligentes, que mezclan hábilmente el comedimiento con la expresividad necesaria, de modo que no rompen totalmente la impresión de “tableau vivant”, pero tampoco están parados como estatuas impasibles… la verdad es que sólo se puede alabar su capacidad para adaptar su actuación a esta película, cosa que no debió de ser fácil, teniendo en cuenta sus características y exigencias, verdaderamente han tenido la oportunidad de demostrar su calidad, que no sólo no es cubierta por las pinceladas, sino que resulta resaltada.

Aunque, por supuesto, hay que alabar la gran dirección de casting, que no sólo ha conseguido unos buenos intérpretes, pues estos son, además, absolutamente parecidos a las personas que pintó Van Gogh en su momento y que, en cualquier caso, encajarían a la perfección en cualquiera de sus cuadros sin chirriar en absoluto.

En cualquier caso, la verdad innegable es que la película está tan cuidada en todos los aspectos estéticos (además de mostrar una devoción intensísima por Van Gogh) que ya es una obra de arte sólo por eso.

Para finalizar, decir que no puedo evitar preguntarme que pensaría el propio Van Gogh de todo esto… pobre hombre, toda la vida despreciado, y justo después de su muerte llegó el éxito… incluso hoy día, uno de sus cuadros sigue siendo el que ostenta el record de la venta al más alto precio; y ahora esta película que es el más hermoso homenaje que jamás se le pueda hacer a un pintor… ¿Qué pensaría de poder ver o saber todo esto?, ¿se moriría otra vez de pura rabia porque sólo tarde le ha llegado el reconocimiento y ahora son otros los que se enriquecen con su obra mientras él sólo consiguió malvivir en vida y sentirse despreciado y marginado por todos?, ¿o tal vez se sentiría feliz y orgulloso porque al final demostró tener razón, su arte triunfó y ahora es apreciado por todo el mundo? (preguntas que también nos podríamos hacer sobre nuestro nacional Miguel de Cervantes)… nunca lo sabremos, pero, quizás la respuesta la tenga la propia película, pues todos sabemos que, en el fondo, a un artista le importa más el arte y su propia obra que él mismo.

Valoración final: confieso que pocas veces en mi vida he tenido noticias de cualquier obra artística y he pensado inmediatamente, desde el comienzo, que era una obra maestra; pero este fue el caso, luego fui, la vi, y cuando pasaban los primeros segundos estaba convencido de que estaba ante una obra maestra, según transcurría lo confirmaba, y cuando acabó me sentía completamente exultante porque era consciente de que había tenido la oportunidad de ver algo absolutamente maravilloso y extraordinario, que aún es más interesante puesto que es una obra de nuestros días, absolutamente contemporánea y actual… y ocasiones como esta rara vez surgen.

Dicho de otra manera, “Loving Vincent” es algo tan sublime, tan increíble, tan alucinante, que es imposible describir con palabras como se siente uno al contemplar esta maravilla de película que ha dado un paso más en el arte en general.

En definitiva, nos hallamos ante una película tan excepcional y sublime que todo el mundo debería verla. Soy incapaz de encontrar una sola razón o alguien a quien no recomendarla… en realidad, más bien todo lo contrario: es perfectamente obligatoria, absolutamente imprescindible visionarla.