Luanco

Por Asturiasparadisfrutar @paraisoasturias
La villa de Luanco es en la actualidad una localidad con marcada vocación turística. Lejos queda ya su próspera actividad pesquera, su industria de salazones y sus carpinteros de ribera. Lo que no ha perdido es su buena relación con el mar, su privilegiada situación en la bahía, mirando al sol nacer. Y fue esa privilegiada situación la que, al parecer, propició su fundación allá en el siglo XIII, cuando el llamado Rey Sabio, el décimo de los que reinaron con el nombre de Alfonso, le dio carta de naturaleza a la Puebla de Gozón, que así es como se llama el concejo del cual es capital y que por entonces ocupaba un territorio mayor que el actual, extendiéndose tanto hacia el oriente como el occidente, en el lugar en el que hoy se asientan varios concejos limítrofes.
Según se cuenta, el núcleo fundacional se asentaba al pie de la playa de La Ribera. Será aquí donde se desarrollará buena parte de la vida de sus habitantes durante siglos. Aquí llegarán las ballenas capturadas al mar; aquí se instalarán las industrias de salazones y escabeches; también los pequeños y afamados astilleros.

La denominada «Cuesta del Reloj» se constituyó en el eje vertebrador de Luanco: unía la playa de La Ribera con la iglesia. Si durante siglos fue la vía más transitada por los luanquinos, hoy también lo es por quienes visitan la villa, pues en ella, aparte de la propia Torre (construida en 1705), se localizan algunos buenos ejemplos de viviendas tradicionales, con sus características galerías; otras, más antiguas, con corredor.

Al final de la calle, encontramos la iglesia parroquial de Santa María, un edificio levantado en el siglo XVIII en sustitución del anterior templo, que, según parece, se había quedado pequeño.

Lo primero que llama la atención al visitante es el cabildo que lo rodea: construido con columnas de piedra permite recorrer el exterior del edificio disfrutando de unas preciosas vistas del mar y la costa.
Si el exterior destaca por su sobriedad, el interior –una nave única de planta rectangular– lo hace por la riqueza de sus siete retablos, destacando el central, dedicado a Santa María, patrona de la villa, y en el cual se encuentra la imagen del Cristo del Socorro.

La iglesia se edificó en un terreno cedido por la familia Pola, una de las más poderosas del concejo gracias a la fortuna que conseguiría en el siglo XVI vendiendo madera de los bosques del lugar para la construcción de buques de la Armada. El antiguo palacio familiar, conocido como La casa de la Pola y situado en las proximidades del templo, da testimonio del poder de esta familia, a pesar de su actual deterioro.


Abandonada, siglos ha, la pesca de la ballena; extinguida, no hace tanto tiempo, su industria conservera, la que fuera Puebla de Gozón es hoy una atractiva villa que tiene en el turismo uno de sus motores económicos, gracias, entre otras cosas, a la sabia elección que del lugar de asentamiento hicieron sus primitivos pobladores.
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