Si queréis ir sobre seguro a ver una obra de teatro, que nadie se pierda Luces de Bohemia de Valle-Inclán, que estos días representa la increíble compañía Teatro del Temple en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, hasta el 2 de mayo. Para mi gusto, se trata de una de las obras más ricas y creativas que ha dado el teatro español, con unos personajes que nos llevan de la risa al llanto sin mediar transición entre ambos sentimientos. La compañía ha sabido llevar a escena esta grandísima obra de la manera más creíble posible, con un escenario milimalista que nos permite recorrer con los personajes los rincones de Madrid por los que peregrina su protagonista, Max Estrella, poeta ciego, desengañado de la vida. Sin duda, y como suele suceder con las grandes obras, lo mejor de Luces de Bohemia, es que al escuchar las palabras de sus personajes, sus críticas a la sociedad española, a los políticos, periodistas, artistas, empresarios... al país en sí en definitiva, nos parece que la obra haya sido escrita ayer mismo. Hablando de la beatería española se queja Max: "Este pueblo miserable, transforma todos los grandes conceptos en un cuento de beatas costureras. Su religión es una chochez de viejas que disecan al gato cuando se les muere". De especial intensidad y actualidad es el diálogo de Max con un obrero preso, dice éste: "En España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero". Pero sin duda, la frase más rotunda la pronuncia Max hacia el final de la obra: "España es una deformación grotesca de la civilización europea". Como si Valle-Inclán la hubiese escrito ayer mismo.
Si queréis ir sobre seguro a ver una obra de teatro, que nadie se pierda Luces de Bohemia de Valle-Inclán, que estos días representa la increíble compañía Teatro del Temple en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, hasta el 2 de mayo. Para mi gusto, se trata de una de las obras más ricas y creativas que ha dado el teatro español, con unos personajes que nos llevan de la risa al llanto sin mediar transición entre ambos sentimientos. La compañía ha sabido llevar a escena esta grandísima obra de la manera más creíble posible, con un escenario milimalista que nos permite recorrer con los personajes los rincones de Madrid por los que peregrina su protagonista, Max Estrella, poeta ciego, desengañado de la vida. Sin duda, y como suele suceder con las grandes obras, lo mejor de Luces de Bohemia, es que al escuchar las palabras de sus personajes, sus críticas a la sociedad española, a los políticos, periodistas, artistas, empresarios... al país en sí en definitiva, nos parece que la obra haya sido escrita ayer mismo. Hablando de la beatería española se queja Max: "Este pueblo miserable, transforma todos los grandes conceptos en un cuento de beatas costureras. Su religión es una chochez de viejas que disecan al gato cuando se les muere". De especial intensidad y actualidad es el diálogo de Max con un obrero preso, dice éste: "En España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero". Pero sin duda, la frase más rotunda la pronuncia Max hacia el final de la obra: "España es una deformación grotesca de la civilización europea". Como si Valle-Inclán la hubiese escrito ayer mismo.