Hola, buenas noches, queridos amigos. Ya estamos encarando el final de un nuevo año y ya disfrutamos del último de sus meses: diciembre. Me gusta mucho este mes porque me cuenta que un nuevo año está terminando y, si ha sido malo, la alegría de que se vaya…por donde vino…es mayúscula; también porque espero con esperanza que el nuevo 2016 me quite el mal sabor de boca de éste 2015; si por el contrario ha sido un buen año, me permite recordar todos los buenos momento que tuvo y disfrutarlos ahora en mi memoria. De cualquiera de las maneras ya veis cómo enfoco este diciembre, todos los diciembres: siempre con alegría y esperanza de un mejor año o de uno igual que el que se ha ido. Para mí, diciembre, es siempre un mes muy agradable. Diciembre, para mí, es Navidad; es tiempo de añoranzas y de recuerdos; de recuerdos de momentos vividos con seres queridos que ya no están físicamente con nosotros…y digo “físicamente” porque es de la única manera en la que no están. Yo estoy convencido de que, precisamente en estos días, están muy junto a nosotros viendo y sintiendo como, todavía…y siempre, permanecen vivos en nuestra memoria. En este tiempo de Navidad es cuando más los echamos de menos; es cuando más cerca de ellos nos sentimos y cuando más vivos los notamos. Por ello me gusta tanto la Navidad: porque me transporta a otros tiempos en los que fui feliz con gente a la que quise y me quiso. Eso no quiere decir que ahora no lo sea, que lo soy, pero en este tiempo es cuando más recordamos aquellos otros que han tenido un significado especial en nuestras vidas.Diciembre es para disfrutar estos recuerdos y para vivirlos en familia…a veces de manera difícil pues no todo el mundo vive la Navidad de igual manera: hay personas que no han soportado la pena de haber perdido a sus seres más queridos y no son capaces de encarar este tiempo de la manera que yo lo veo, y, para ellos, es un tiempo de tristeza y difícil de vivir. La Navidad no es tristeza; la Navidad es calidez, cariño, familia, amigos, alegría, añoranza, sí, pero añoranza con vida; añoranza con sonrisas y con sensaciones positivas. La Navidad es estar junto al que no la ve así y ayudarle a ver su luz. La Navidad tiene luz y no hablo de la que vemos en las calles y escaparates que nos invitan (casi obligan) al consumo; me refiero a la “luz de la Navidad”, a la que centellea junto al árbol, a la luz de nuestros ojos y nuestras sonrisas (bonitas, muy bonitas, en este tiempo), a la que transmitimos alrededor de la mesa el día 24 y que nos habla de todo a lo que me he referido hoy. La Navidad es perdón y saber ponernos en el lugar del que, quizá en este tiempo, pague con nosotros su desazón y su impotencia por no tener a su ser querido que desapareció ya hace tiempo, mucho o poco; porque quizá no soporte, como nosotros tratamos de hacer (la procesión va por dentro…), esas ausencias queridas; porque seguro que no puede, como nosotros, mantener con vida en su mente a ese o esa que le dejo demasiado pronto. La Navidad nos enseña a ponernos en el lugar del otro más de lo que estamos acostumbrados a hacerlo: es un tiempo de práctica de buenas actitudes. Yo veo la Navidad como un tiempo de “volver a empezar”; de decir: “hoy empiezo a querer de otra manera” y para ello me digo a mí mismo que la voy a disfrutar con intensidad, sin perder ninguno de sus detalles, que son muchos, algunos muy pequeños, y muy llenos de mensajes y contenido. Estamos ya a la puerta de estos días que para mí tienen siempre un significado especial y que me encantan. Yo, hoy, quiero ya desearos que paséis unos días muy felices con todo vuestro entorno querido, teniendo presente a aquella parte de ese entorno que ya os dejó y que no muere porque todavía siguen vivos en vuestra mente.Y para ello os traigo este bonito cuento de Navidad que ya ha sido adornado con unas preciosas ilustraciones que redobla la calidez que quise transmitir a través de mis letras. La ilustradora es Laura Pastor (http://laurapastor.blogspot.com.es/reservado todos los derechos), madrileña que ha sabido interpretar muy bien todo el encanto que tiene la Navidad y que traté de reflejar en este cuento. Laura, muchas gracias por querer compartir este proyecto de Navidad. Un abrazo desde nuestro espacio reservado a las ilusiones de todos nosotros.“Luces de Navidad” ya estuvo en esta página y hoy os lo traigo de nuevo junto a una de las ilustraciones, en este caso la que será portada del cuento, que Laura y yo queremos mostrarla para vuestro deleite. Esperamos que os guste la combinación.Bueno, pues os dejo con “Luces de Navidad” deseándoos una Feliz Navidad y que la paz llegue a vuestros corazones, familias y, en definitiva, a vuestros seres queridos con los que tenéis esa química perfecta. Un fuerte y cariñoso abrazo, de mi parte, volará hacia vuestros lugares de residencia durante este tiempo de sueños. José Ramón.
Hola, buenas noches, queridos amigos. Ya estamos encarando el final de un nuevo año y ya disfrutamos del último de sus meses: diciembre. Me gusta mucho este mes porque me cuenta que un nuevo año está terminando y, si ha sido malo, la alegría de que se vaya…por donde vino…es mayúscula; también porque espero con esperanza que el nuevo 2016 me quite el mal sabor de boca de éste 2015; si por el contrario ha sido un buen año, me permite recordar todos los buenos momento que tuvo y disfrutarlos ahora en mi memoria. De cualquiera de las maneras ya veis cómo enfoco este diciembre, todos los diciembres: siempre con alegría y esperanza de un mejor año o de uno igual que el que se ha ido. Para mí, diciembre, es siempre un mes muy agradable. Diciembre, para mí, es Navidad; es tiempo de añoranzas y de recuerdos; de recuerdos de momentos vividos con seres queridos que ya no están físicamente con nosotros…y digo “físicamente” porque es de la única manera en la que no están. Yo estoy convencido de que, precisamente en estos días, están muy junto a nosotros viendo y sintiendo como, todavía…y siempre, permanecen vivos en nuestra memoria. En este tiempo de Navidad es cuando más los echamos de menos; es cuando más cerca de ellos nos sentimos y cuando más vivos los notamos. Por ello me gusta tanto la Navidad: porque me transporta a otros tiempos en los que fui feliz con gente a la que quise y me quiso. Eso no quiere decir que ahora no lo sea, que lo soy, pero en este tiempo es cuando más recordamos aquellos otros que han tenido un significado especial en nuestras vidas.Diciembre es para disfrutar estos recuerdos y para vivirlos en familia…a veces de manera difícil pues no todo el mundo vive la Navidad de igual manera: hay personas que no han soportado la pena de haber perdido a sus seres más queridos y no son capaces de encarar este tiempo de la manera que yo lo veo, y, para ellos, es un tiempo de tristeza y difícil de vivir. La Navidad no es tristeza; la Navidad es calidez, cariño, familia, amigos, alegría, añoranza, sí, pero añoranza con vida; añoranza con sonrisas y con sensaciones positivas. La Navidad es estar junto al que no la ve así y ayudarle a ver su luz. La Navidad tiene luz y no hablo de la que vemos en las calles y escaparates que nos invitan (casi obligan) al consumo; me refiero a la “luz de la Navidad”, a la que centellea junto al árbol, a la luz de nuestros ojos y nuestras sonrisas (bonitas, muy bonitas, en este tiempo), a la que transmitimos alrededor de la mesa el día 24 y que nos habla de todo a lo que me he referido hoy. La Navidad es perdón y saber ponernos en el lugar del que, quizá en este tiempo, pague con nosotros su desazón y su impotencia por no tener a su ser querido que desapareció ya hace tiempo, mucho o poco; porque quizá no soporte, como nosotros tratamos de hacer (la procesión va por dentro…), esas ausencias queridas; porque seguro que no puede, como nosotros, mantener con vida en su mente a ese o esa que le dejo demasiado pronto. La Navidad nos enseña a ponernos en el lugar del otro más de lo que estamos acostumbrados a hacerlo: es un tiempo de práctica de buenas actitudes. Yo veo la Navidad como un tiempo de “volver a empezar”; de decir: “hoy empiezo a querer de otra manera” y para ello me digo a mí mismo que la voy a disfrutar con intensidad, sin perder ninguno de sus detalles, que son muchos, algunos muy pequeños, y muy llenos de mensajes y contenido. Estamos ya a la puerta de estos días que para mí tienen siempre un significado especial y que me encantan. Yo, hoy, quiero ya desearos que paséis unos días muy felices con todo vuestro entorno querido, teniendo presente a aquella parte de ese entorno que ya os dejó y que no muere porque todavía siguen vivos en vuestra mente.Y para ello os traigo este bonito cuento de Navidad que ya ha sido adornado con unas preciosas ilustraciones que redobla la calidez que quise transmitir a través de mis letras. La ilustradora es Laura Pastor (http://laurapastor.blogspot.com.es/reservado todos los derechos), madrileña que ha sabido interpretar muy bien todo el encanto que tiene la Navidad y que traté de reflejar en este cuento. Laura, muchas gracias por querer compartir este proyecto de Navidad. Un abrazo desde nuestro espacio reservado a las ilusiones de todos nosotros.“Luces de Navidad” ya estuvo en esta página y hoy os lo traigo de nuevo junto a una de las ilustraciones, en este caso la que será portada del cuento, que Laura y yo queremos mostrarla para vuestro deleite. Esperamos que os guste la combinación.Bueno, pues os dejo con “Luces de Navidad” deseándoos una Feliz Navidad y que la paz llegue a vuestros corazones, familias y, en definitiva, a vuestros seres queridos con los que tenéis esa química perfecta. Un fuerte y cariñoso abrazo, de mi parte, volará hacia vuestros lugares de residencia durante este tiempo de sueños. José Ramón.