Luces del nuevo curso
Supongo que lo pensaba también al leer a Danto (Después del fin del arte) y su crítica a la época de los manifiestos: "La profunda verdad del presente histórico, me parece, se vincula con el fin de la edad de los manifiestos porque la premisa subyacente en los manifiestos del arte es filosóficamente indefinible. Un manifiesto singulariza el arte que justifica como el verdadero y único arte, como si el movimiento que expresa hubiera hecho un descubrimiento filosófico, creo, es que no hay un arte más verdadero que otro y el arte no debe ser de una sola manera: todo arte es igualmente e indiferentemente arte". (Paidós, 1999, p. 55).Es verdad que no hay una única manera de hacer las cosas, ni siquiera, de hacer arte. Pero la búsqueda incesante de individualización y el esfuerzo por sacar adelante las ideas tal y como uno las concibe puede ir en contra del propio proyecto. Traigo a colación estos pensamientos puesto que también afectan a este blog (y a mi vida) ¿Para qué emitir más letras al océano internáutico/académico?
Todo esto venía a propósito del inicio de curso. Pero, en realidad, pretendía seguir con la entrada anterior y hacer una análisis comparativo entre la última película de Chaplin, Candilejas, y la última película nostálgica de Hollywood, The Artist. ¿Qué más da? Bienvenidos al nuevo curso.