Cuando pienso en esas luces festivas, me viene a la mente la Luz que hace que la Navidad sea una celebración para muchos; una Luz sencilla, pero tan brillante que ilumina al mundo entero con verdad, justicia y amor. Esta Luz, Jesucristo, es todo lo que la humanidad anhela y busca (Isaías 9:2, 6-7). Y Él les dijo a sus seguidores que exhibieran esa luz, para que otros vean y glorifiquen a Dios (Mateo 5:16).
Imagina si los creyentes trabajaran con tanto esfuerzo para hacer brillar y sincronizar la luz del amor de Dios como hacen las familias de aquel vecindario para iluminar sus calles con luces navideñas. Quizá así, las personas que aún viven en la oscuridad harían un esfuerzo para ver esta gran Luz. Cuando los creyentes trabajen unidos para mostrar el amor de Dios, el evangelio brillará con más intensidad y atraerá más personas a Cristo, la Luz del mundo.
Nuestro testimonio de Cristo es una luz en medio de un mundo oscuro.
(Nuestro Pan Diario)