“Luces rojas”: Ilusionismo para una puesta en escena

Publicado el 03 marzo 2012 por La Mirada De Ulises

[6/10]   Tras su celebrada “Buried (Enterrado)”, Rodrigo Cortés decide dar alas a su protagonista y levantar una puesta en escena pirotécnica desde la que cuestionar las realidades paranormales y cualquier elemento que no encaje con lo racional. A esas notas discordantes se refiere el título “Luces rojas”, donde la doctora Margaret Matheson y su joven ayudante Tom Buckley se dedican a desenmascarar los fraudes de quienes se atribuyen poderes especiales. Su labor investigadora se desarrolla en un ámbito universitario donde se presume el rigor científico, aunque no faltan otros departamentos que tratan de demostrar lo contrario para justificar unas ayudas económicas. La validación de unos y otros será puesta a prueba con el regreso a la escena pública de Simon Silver, un psíquico ciego que en otro tiempo gozó de fama y prestigio y que se fue entre el misterio y la polémica.

De la misma forma que Margaret explica a sus alumnos cómo el ilusionista juega con la luz y el sonido para distraer la atención del espectador y hacerle ver lo que quiere, así Rodrigo Cortés crea una ambientación adecuada para la expectación y el suspense. Su puesta en escena es efectista y eficaz, con una cuidada planificación que genera enigma y sospecha o con una caracterización física de los personajes que invita a la desconfianza y a la prevención. La fotografía de claroscuros o de tonos fríos contribuye decisivamente a ese clima de querer atisbar lo invisible o sentir lo extrasensorial, junto con un trabajo de sonido que se concede algún efectismo fácil con focos que explotan o cristales que se rompen… para una puesta en escena en la que Silver y Cortés ejecutarán habilidosos malabarismos ante sus crédulos espectadores.

Y eso, parece ser, porque todos necesitamos creer en algo y vamos predispuestos a ello. Unas veces será en el poder de la mente o en la intervención de los espíritus desde el más allá, otras en la influencia de los astros o en los presagios de unas cartas, y también habrá quien ponga su fe en el poder de la ciencia o de la razón y quien lo haga en Dios o en la propia humanidad. Cortés crea un cóctel explosivo donde todo parece merecer la misma credibilidad, donde la vieja disputa entre ciencia y fe se decanta en cierta medida del lado de la primera al ceder el punto de vista narrativo a Tom, joven vitalista que se vanagloria de ser un físico entregado a quitar la venda a quienes crean subjetivamente ilusiones y creencias según su necesidad, a descubrir el engaño de tantos desalmados que se aprovechan lucrativamente de esa ingenuidad.

Verdaderamente, tanto Margaret como Tom se mueven por el dolor y la rabia de quien sintió la impotencia ante lo que sucedido a su hijo o madre respectivamente, y son individuos que huyen de sí mismos en una carrera que niega cualquier realidad que no consigan explicar. Llama la atención el miedo de la doctora cuando reconoce que en el pasado Silver la hizo dudar de sus planteamientos racionalistas en un instante de fragilidad emocional, lo mismo que ese grito desconsolado de Tom cuando descubre que no se conoce y que no había reparado en sí mismo al buscar la verdadera realidad. Estamos, pues, ante una solución inmanentista que viene a negar en desigual medida cientificismo y trascendencia, racionalismo y espiritualismo… para quedarnos con un escepticismo ante todo lo que sobrepase nuestra percepción, para disfrutar de un espectáculo de luces y sonidos ilusionistas como el que nos ofrecen tanto Silver como Cortés.

Si cuidado es el trabajo de producción y acertado el casting realizado, no lo es tanto el dibujo de unos personajes esquemáticos en sus móviles y conflictos interiores, que en ningún momento nos emocionan ni angustian, a pesar del buen trabajo de un inquietante Cilliam Murphy que lleva todo el peso y dramatismo de la historia, o de Sigourney Weaver y Robert de Niro en unos papeles que requerían más desarrollo y profundidad, lo mismo que el de Elizabeth Olsen. Cortés nos da, además, una película irregular en un guión donde lo mejor es el arranque y la planificación de determinadas escenas de fraude o las entrevistas al público asistente a un acto de Silver, y lo peor algunos pasajes confusos narrativamente y de suspense convencional -junto a un efectismo vulgar, en ocasiones-, o “luces rojas” que desentonan como la pelea del baño y sobre todo el flojo desenlace.

En definitiva, este thriller sobrenatural presenta luces rojas y verdes sobre una escena recargada, ilusiones y decepciones existenciales y un discurso que nos deja indiferentes, con entretenimiento suficiente para no aburrirse pero con un punto de insatisfacción… como si Cortés hubiera sido un vendedor más de humo que termina dejándonos vacíos y fríos al salir del cine.

Calificación: 6/10

En las imágenes: Fotogramas de “Luces rojas”, película distribuida por Warner Bros. Pictures International Spain © 2012 Warner Bros. Pictures y Nostromo Pictures. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 3 marzo, 2012 | Categoría: 6/10, Año 2012, Críticas, España, Hollywood, Thriller

Etiquetas: Buried (Enterrado), ciencia, Cilliam Murphy, Elizabeth Olsen, Luces rojas, religiosidad, Robert De Niro, Rodrigo Cortés, Sigourney Weaver