Luces y sombras

Publicado el 14 enero 2010 por Samdl
Las hemerotecas son depósitos calcáreos de información precisa que pueden producir gozo o airamiento según la orilla desde la que se contemplen. Pero también pueden obnubilar la razón con sus juegos de luces y sombras si no se siguen las coordenadas correctas. A saber. En marzo de 2006 dijo el Presidente Zapatero que Arnaldo Otegi –por entonces en prisión por incitar al terrorismo– había tenido un discurso por la paz y por abrir una etapa política distinta en Euskadi. Todo un espíritu celeste en el coro de los ángeles. Un auténtico serafín al parecer. Sin embargo, las luces celestiales que vio en Otegi eran auténticas tinieblas si repasamos renglón a renglón su biografía. No hace falta pasarse por la Casa del Libro. Pura hemeroteca. Pura Historia viva.
Así las cosas, el acendrado Gordo, como conocían al bueno de Otegi en su círculo más cercano, poseía una pureza de alma que ya la quisiera San Francisco de Asís. Y tal es así que con apenas veinte años se inició por los senderos de la caridad cristiana. En 1978 participó en su primer secuestro. La presa fue el director de Michelín en Vitoria, Luis Abaitua, a quien arrastrado por una maroma lo ocultaron en una cueva de su pueblo. Menudencias para el franciscano, pues su verdadera pasión fue siempre la clase política. Era tal su obsesión por los políticos que, un año más tarde, el jefe del aparato militar de ETA le ordenó al comando Kalimotxo el secuestro de Gabriel Cisneros. Al volante del Seat 127 de color rojo –¡cómo no!– con el que pretendían darle caza se hallaba el propio Otegi. Tras encañonarle, salió corriendo Cisneros como una liebre espantada calle arriba, hasta que un disparo malhadado alcanzó su estómago y cayó derrumbado. «No, no estoy bien, no sé si podré vencer al cáncer, pero sobre todo lo que me duele todavía es el tiro, el tiro de Otegui», decía en sus últimas semanas de vida el otrora diputado de UCD. Se les escapó vivo. Por ello, al poco tiempo, el jefe del aparato militar convocó un nuevo sanedrín para marcar los ejes de ordenadas y coordenadas de un próximo secuestro. El 11 de octubre de ese mismo año a las nueve de la mañana, el entonces Secretario General de UCD, Javier Rupérez, se subía al coche para dirigirse a un congreso de su partido, cuando Otegi se coló como una sombra en el asiento del copiloto para encañonarle una pistola en la sien. Esta vez las cosas salieron a pedir de boca. El secuestro fue un éxito, quedando claro que, como dijese Zapatero, Otegi es todo un hombre de paz.
Nada nuevo bajo el Sol. Así, poco antes de las pasadas elecciones municipales, mientras Conde Pumpido se deshacía en carantoñas con la organización filoterrorista ANV elogiando su alabastrina legalidad, la Guardia Civil ya avisaba que en 2004 ETA acordó recurrir a ANV para burlar la ilegalización de Batasuna. Todo ello quedó reflejado en negro sobre blanco tras la detención del cabecilla Mikel Antza. Mientras que para el juez Garzón no existían correlaciones entre la documentación incautada a Mikel Antza y la propia ANV, los informes policiales ya venían sosteniendo que tanto ANV como ABS actuaban como hoja de parra de ETA. Tal es así que las listas electorales presentadas por ANV para las elecciones autonómicas resultaron estar repletas de nombres vinculados al brazo político de ETA tras haber concurrido en elecciones anteriores en candidaturas de HB y EH, así como por terroristas de ETA que actualmente ven caer el Sol al otro lado de una reja por cumplir condenas en centros penitenciarios. Buscas en Roma a Roma... Y es que no vino de nuevas, pues ya en 1978 pasó ANV por el altar para ofrecer sus respetos a Herri Batasuna. Y así, como recentales rebañegos, han ido lanzándose sobre las distintas tetas nacionalistas y pro terroristas desde 1930.
Suma y sigue. Hace pocos días se produjo la detención de Pedro María Olano por un delito de colaboración con ETA y transporte de explosivos. Olano identificó desde un helicóptero de la Guardia Civil material explosivo y zulos utilizados por los corderitos etarras. Además, fue él mismo quien se encargó de hacer las veces de mozo de estoques de ETA entregándoles y escondiendo en un local del Ayuntamiento de Lizarza el lanzamisiles con el que pretendieron asesinar hasta tres veces a José María Aznar. Del orate de Olano decía la propia alcaldesa, Regina Otaola, que era un hombre de pocas luces. Bastante tonto, vamos. Con su detención quedó a relucir que es perfectamente compatible la política y el terror para muchos militantes de la izquierda abertzale; porque... adivina adivinanza ¿Quién figuró en las angelicales listas de ANV? Sí, el mismo pobre y bobo solemne de Olano.
Toda una astracanada la de este guerrero sin soldada que viene a la cola de las declaraciones de Rubalcaba el pasado 28 de Diciembre. Después de hacer sonar las trompetas del Arcángel de la Muerte anunciando un posible secuestro de consecuencias casi apocalípticas, declamó con ese donaire de oráculo chino que se había activado el nivel 2 del Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, mientras la cúpula de la Policía hacía fonda en el camino y disfrutaba de sus merecidas vacaciones. Por no destacar que ése mismo nivel 2 es el que se activa año tras año por Navidad desde que la Hidra de ETA clava sus colmillos en nuestro país. Sin embargo, ni siquiera los escoltas tenían constancia de tal estado de ebullición, como se sustrae de las críticas realizadas por el Presidente de la Asociación Española de Escoltas.
Así, entre tanta alerta y tanta propaganda gratuita a los terroristas etarras –pues el fin del terrorismo no es otro que sembrar el terror– se produjo, al tiempo, uno de los numeritos más dantescos que se puedan recordar. Se trata de la huída de un terrorista que viajaba junto a su compañera en una furgoneta blanca cargada de explosivos y que fueran detenidos en un control rutinario de la Guardia Civil en Zamora. Lo bochornoso es que un arrapiezo fuera capaz de poner en jaque a una pareja de guardias civiles hasta el punto de robarles el coche casi por arte de birlibirloque. Y peor aún: circular como un dominguero canturreando una coplilla –posiblemente la jota de La Dolores: grande como el mismo Sol...– hasta recorrer más de cien kilómetros. Quizás en Estados Unidos lo hubieran frito a balazos de tal modo que ni el martirio de San Lorenzo pasado por la parrilla.
Sin embargo, han trascendido más las bravuconadas de gallo de corral de Rubalcaba respecto a hechos que no sucedieron –el secuestro/atentado, así como el famoso lanzamisiles que nunca mató a nadie– que los hechos que sí sucedieron –el asalto de un vehículo de la Guardia Civil–. Y es que, como escribía Arcadi Espada, es esta la inferioridad de lo real respecto a las fábulas.
Queda evidenciado que la historia se repite como un bucle maldito. Los terroristas pasan cómodamente por el aro de la inocencia como si de querubines se tratase aunque sus pestes los delaten como asesinos. Y cuando los cuerpos de seguridad tienen las supuestas órdenes de lanzarse a la carótida de los etarras, resulta que éstos se permiten hasta robar un coche patrulla a la Guardia Civil, como si de una pareja de guardas jurados del Opencort se tratara. Es de natura que, de puertas a fuera, los medios internacionales terminen desternillándose con el circo montado en esto que queda de España. Y es que, cuando la estupidez abofetea a la inteligencia, la inteligencia tiene derecho a portarse estúpidamente.