Luces y sombras

Publicado el 26 abril 2016 por Mda


Crítica. Música. -

Luces y sombras”

THE TRAVELING ZOO

Tribeca, Oviedo.Viernes, 22 de abril de 2016.
Había ganas de ver a The Traveling Zoo, una de las más brillantes formaciones asturianas, un año y medio después de nuevo en concierto y con un nuevo álbum, grandísimo tercer trabajo “Science & Fictions”. Arrancaron con tres magníficas canciones de ese álbum -”Deepest side of the universe”, “Swimming on the stream” y “How long?”- mientras una gran pantalla ofrecía sugerentes imágenes para acompañar al grupo en formato quinteto encabezado por Fran Elías. Ya entonces, no se les notó muy cómodos sobre el escenario, acusando lo poco que la banda se prodiga en vivo y el uso de la caja de ritmos, que se comía en muchas ocasiones el importante hacer de su cantante e incluso las incisivas guitarras de J.M.Olay, otro veterano curtido en mil batallas en grupos como Secretos de Alcoba, La Huella o Soviet Sister. “Your speech” quedó bastante desvaída y cuando parecía difícil remontar, entraron a escena los componentes de La Bande Guillermo Arias al saxo y Cristóbal Iglesias a la trompeta, y lograron transformar a la formación en unos estilizados Style Council para redondear unos colosales “The best of me” y “New year´s day”. Regreso al quinteto, más entonados y con más aplomo, para repasar otro de sus hits -”Robots”- y “The noise of the foolish”, aunque volvieron a atascarse en un maremágnum con su electrizante “Invisible”, que hubieran querido firmar Editors. Una nueva pausa para un emotivo y cálido dúo con Puri Peñín, volvió a mostrar la categoría del repertorio de The Traveling Zoo en el desnudo acústico de “Behind” y “What a lovely day”. La vuelta al quinteto bordó, en el tramo final, la intensa “Healing” y las dos superlativas piezas, bellas perlas pop, que son “The last one” y “Believe me”, todo un regalo para quien disfrute de bandas como Go-Betweens, Teenage Fanclub o Echo & The Bunnymen, e incluso del mago George Harrison.

Para el bis se reservaron “Solo amor” con padre (Fran) e hijo(Pablo, también en La Bande, a la armónica) únicamente en las tablas y lo remacharon con otro hit inexcusable que aparecía en su primer álbum “Homework” (“Summertime in Willow Street”) y un reivindicativo “Upside down”, también de su debut. Son The Traveling Zoo una de las mejores cosas que le habían podido suceder al ya diverso rock asturiano, a pesar de que no fue una noche completa sino de unos altibajos que, empero, mostraron cómo sus aristas son aún mayores de las que lucen en sus tres brillantes trabajos, pura delicia para corazones necesitados de melodías y canciones pluscuamperfectas talladas con la mano maestra de los grandes creadores.
MANOLO D. ABAD