La primera vez que leí sobre esta práctica me llamó la atención. No lo había escuchado anteriormente y decidí investigar un poco más a fondo cuál era su significado y las implicaciones para las áreas afectadas. Las zonas tropicales de gran biodiversidad son víctimas de esta práctica, por ejemplo, la Amazonia.
En 1992, los países del área amazónica firmaron un acuerdo llamado ‘Tratado de las Naciones Unidas sobre la diversidad biológica’. En este convenio se declaró la soberanía de cada Estado sobre los recursos naturales, biológicos y genéticos que se encuentran al interior de su territorio y el derecho a obtener una justa compensación en caso de que fuese concedido el uso de dichos recursos a entidades o empresas no estatales.
En 2008, un fallo pionero en Estados Unidos anuló la patente de un frijol mexicano que una empresa de semillas de Colorado registró como suya. La FAO y otros organismos internacionales recurrieron la patente de esa semilla, tradicional en el sur del Río Grande desde hacía siglos.
Yuri Leveratto propone en su web (www.yurileveratto.com) la creación de una marca internacional que pueda identificar rápidamente los productos obtenidos con la autorización de los gobiernos de Suramérica, de manera que el consumidor sepa distinguir entre un producto autorizado y un producto pirata.
La biopiratería es un tema interesante, aunque estamos menos familiarizados con él en España porque el sector terciario tiene más peso en nuestro PIB que el primario y nuestro clima es diverso (atlántico, mediterráneo, de montaña y subtropical). Sin embargo, conocer su existencia es importante, ya que ha crecido exponencialmente en los últimos años.