Revista Economía

Lucha política en el seno de Caixa Girona que se va de Unnim

Publicado el 11 marzo 2010 por Quim @Quim_Marques
El pasado martes se vivió una lucha política en el seno del consejo de administración de Caixa Girona que decidió por tres a favor, nueve en contra y tres abstenciones retirarse de la fusión de las ‘caixes’ catalanas, conocida como Unnim (Sabadell, Terrassa, Manlleu y Girona).
Girona fue la última que se apuntó, el pasado mes de septiembre, cuando los tres primeros ya habían empezado a caminar juntos hacía varios meses, desarrollando un plan de integración. Además, Girona ya había rechazado participar anteriormente en el proceso de fusión con Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa.
A favor de permanecer en Unnim votaron junto al presidente, Manel Serra, los socialistas Miquel Fañanás y Consol Cantenys. Los abstencionistas fueron Silvia Cortada, representante de les impositores, Joan Cuenca, de CCOO, y, sorprendentemente, el director general, Jordi Blanch. De los 18 miembros con derecho a voto no asistieron el empresario Pere Padrosa, Enric Montiel, secretario del consejo y Lluís Sais (ERC), alcalde de la Bisbal. El resto votaron en contra de la fusión.
Y es que el consejo de administración de Caixa Girona no se aclara. Ese ir y venir: hoy aquí, mañana allí, hoy contigo, mañana sin ti... no lleva a ningún buen puerto. Primero se apartó de la fusión liderada por Caixa Catalunya. Ahora de ésta. Dan la impresión de no saber qué hacer ni hacia dónde caminar.
La entidad gerundense ante la situación no ha salido a dar explicaciones. Se ha cerrado en si misma y no comunica sus intenciones. La dirección de comunicación anda desaparecida. Una deficiente actitud que sin duda esconde importantes tensiones internas. Es conocido que la presidencia de la entidad, ostentada por el socialista Manel Serra, tiene una visión diferente de la del presidente de la Diputación provincial, Enric Vilert, proveniente de Esquerra Republicana. Incluso los dos vicepresidentes de la ‘caixa’, Pere Cornellà i Josep Maria Calders, habían expresado reticencias a la fusión.
Mientras tanto, las cuentas de la entidad siguen deteriorándose. Ya el año pasado la Comisión Nacional de Mercado de Valores tuvo que exigir a la entidad aclaraciones importantes sobre 11 puntos de la cuenta de resultados de 2008 presentada. El informe inicial remitido ya explicaba una caída de un tercio del beneficio. El de 2009 han vuelto a caer otro 33% lastrado por las pérdidas de empresas del grupo.
Por otro lado, la Agencia Tributaria tiene sujetas a revisión las cuentas de la entidad financiera desde 2005 en adelante. Además existe una incoación de actas de inspección por ejercicios de la década de los 90, pendientes de resolución judicial.
No se sabe lo que va a hacer la entidad. Seguir en solitario parece demasiado arriesgado por el pequeño tamaño de la entidad (está posicionada en el ranking en el número 33) y el extra coste que implica en su financiación. El año pasado la agencia de calificación de riesgo, Fitch, le rebajó el rating a largo plazo a BBB+ desde A-.
Las tensiones internas hay que entenderlas dentro del proceso de cambio que ha vivido la entidad. A mediados de 2009 se produjo el relevo en la presidencia de la entidad de Arcadi Calzada por Manel Serra que fue concejal de Hacienda en el ayuntamiento de Girona en representación del PSC entre 1987 y 1995. Además ha sido gerente del Consorcio de la Costa Brava durante un cuarto de siglo.
El relevo en la entidad fue fruto de un acuerdo entre PSC y ERC. Ambos partidos gobiernan actualmente la Diputación de Girona, entidad fundadora y que tiene el 25% de la caja. ERC preside la Diputación, mientras que el PSC controla la caja. El presidente saliente fue elegido en 1996 por CiU cuando gobernaba en la Diputación. Añadir que la entidad tiene comprometidos cerca de 11 millones de euros con partidos políticos y administraciones locales.
Girona ya hizo un amago de salirse el pasado mes cuando sus dirigentes percibieron que el futuro no les deparaba nada bueno dentro de la estructura de la nueva entidad (tanto Serra como el director general, Jordi Blanch, llevan poco tiempo en sus cargos) y que en la organización final de la nueva entidad, Girona pesaría poco.
La retirada de Caixa Girona del proyecto Unnim sin duda repercutirá en la fusión, ya que se ha de reformar todo el plan de integración que se había elaborado, volver a presentarlo al Banco de España y que éste a su vez lo vuelva a llevar a Bruselas para que la Comisión autorice las ayudas del FROB que serán menores de los 500 millones solicitados inicialmente. Se estima que la cifra solicitada puede rondar los 350 millones. De todas maneras como no se aplace la fecha de finalización del FROB concedida por Bruselas, este fondo está abocado al fracaso. No daría tiempo a repartir los 9.000 millones de que dispone.
Otra consecuencia añadida de la espantada de Girona es que Unnim se deberá retocar su logo para suprimir el azul representativo de Caixa Girona.

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