Cada mañana te levantas con ganas de mantener un sueño perdido de antemano. Insistes en hacer lo correcto en una ciudad hostil, desvencijada y vencida. El caos despliega su manto de incertidumbre, donde tu frágil corazón resbala en callejones solitarios de luz débil que huye. La incomprensión mina la razón y el desencanto sepulta ilusiones a dentelladas. Aun así, sigues manteniendo el tipo en medio del desastre, revelándote con tu insignificancia. Es difícil ser un héroe sin superpoderes, pero no darlo todo perdido, te da lo que no sabes que tienes. Llegan tormentas descargando fracaso y desolación. Las tierras quedan baldías si no hay quien las sueñen fértiles. Hay que seguir trabajando aunque te den la carta de despido. Hay que mantenerse en pie aunque te rompan las piernas. Hay que poder seguir amando aunque te rompan el corazón. Si haces las maletas, que sea porque lo decides tú. Sigue levantándote cada mañana como si no hubiera un mañana. Que nadie te quite lo que te pertenece. Pon caro que arruinen tu sueño.