Editorial: Círculo RojoISBN: 9788491268109
Páginas: 47
Laura Pozuelo es una de mis mejores amigas. Me gusta declarar esto al principio de la reseña, primero porque es parte importante de la historia y, segundo, porque si no fuera por esta razón, lamentablemente nunca hubiese leído este libro. Siempre empiezo mis reseñas por lo mejor que he encontrado en la obra que comento, y me reservo para más adelante mis apreciaciones más negativas. Hoy lo haré al revés, porque ése fue el orden verdadero de la historia. No suelen gustarme los libros de autoayuda; salvo algún honroso ejemplar que mi psicóloga me recomendó en su día, los leo y no me dicen nada que conecte conmigo, ni siquiera que me ayude. De algún modo, durante años, ha habido una excesiva proliferación de este tipo de volúmenes y, como siempre sucede, es difícil separar el grano de la paja. A esto se sumaba que, cuando compré este libro, lo abrí para ver las dedicatorias y las primeras líneas, y me encontré con una cita de Paulo Coelho... ¡¡Horror!! Bien saben todos los que me conocen el infinito y declarado odio lector que siento hacia ese señor, que lleva años ganando dinero a costa de poner su nombre en relatos, la mayor parte de los cuales están tomados de tradiciones orientales y fábulas o mitos clásicos. Nada nuevo bajo el sol, pero ha sabido venderse muy bien. Así que el panorama para el libro de Laura Pozuelo era muy negro. Pero ahora viene la otra parte porque, contrariamente a lo vaticinado, esta historia poco tiene que ver con la falta de originalidad del brasileño.
Laura llegó a mi vida cuando yo misma me enfrentaba a mi propia enfermedad. De alguna manera supo de mí a través de otras amigas, se interesó por enviarme su fuerza, por ayudarme y acompañarme. Esas cosas que nunca jamás en la vida se olvidan. Imaginaos, más tarde, lo que fue enterarme de su propia lucha. Una infinitamente más difícil que la mía, porque la perseguía día tras día durante años. Su enfermedad se conoce como "Cefalea en racimo" y, aunque el nombre me resultaba familiar, no era algo que sabía en ese momento explicar o reconocer. Una dolencia crónica, que se manifiesta con unos terribles dolores de cabeza completamente incapacitantes y para la que, por desgracia, aún no hay una cura eficaz. Mi desasosiego fue mayúsculo cuando vi la grabación de un programa de televisión en el que una mujer con esta enfermedad la denominaba "cefalea del suicidio". No estamos hablando de un mal menor, por desconocido, y si no me creéis, echad un vistazo a la web de la asociación que engloba a los pacientes: http://cefaleaenracimos.org/
El libro nació como respuesta a una situación peculiar, en una enfermedad particular; pero su esencia es universal, y cabe en él la respuesta a acontecimientos variados que pueden asolar a cualquiera de nosotros: la depresión y la ansiedad, la enfermedad mental, el cáncer, o cualquier dolencia de carácter crónico, pueden ser hitos que se vean reflejados en el camino marcado por Laura Pozuelo y su ejército de guerreros luchadores. Yo me siento orgullosa de esta voz que se alza en medio de la oscuridad, de haber sido parte de esos dedos que la sujetaron y de que ella, no se me olvidará jamás, fue también ancla firme en la que sujetarme. Bravo, pequeña guerrera.