Todo apuntaba a que no se iba a dar mal la cosa: día nublado, bajada de temperaturas,... No tardamos mucho en empezar a echar unos lances ya que íbamos de orilla con una Hart Boushido 6’ 6’’ de casting que él me dejó y al principio sacamos un par de basses pequeños hasta que comenzamos a ver ataques de luciopercas mientras los alburnos saltaban y es allí donde dirigimos los lances y aunque notábamos picadas no sacamos ninguna durante los primeros 30-45 minutos.
Pasados estos 30-45 minutos, y sabiendo que es un pez difícil de capturar no tardó mucho en salir la primera y, aunque la pelea no fue muy intensa, al menos pude ver el ataque ya que fue justo a escasos metros de sacar el señuelo del agua. Se trataba de una experiencia nueva ya que nunca había tenido esa especie en mis manos y fue de gran satisfacción saber que no se trataba de una mala captura. Tras inmortalizar el momento solté el pez en el agua y volvimos en busca de más y poder así aprovechar las horas de luz.
Seguimos bordeando la zona en que estábamos pero no salió ninguna más así que fuimos en busca de otro sitio. De hecho de camino a él vimos unos ataques en el agua por lo que volvimos a lanzar y enganché un pez en uno de los primeros lances pero que desgraciadamente se soltó durante la lucha, por lo que recogí la línea y volví a lanzar sin demorarme. Esta vez enganché el pez mejor por lo que no se soltó y pude así disfrutar de la batalla. En esta ocasión el pez era ligeramente de mayor tamaño que el primero por lo que volví a inmortalizar el momento y devolví el pez al agua.
La tarde no dio para mucho más, salieron algunos basses pero al igual que los del principio eran de pequeño tamaño. Poco a poco fue cayendo el sol y tuvimos que volver a casa aunque con buen sabor de boca y dispuesto a aprovechar otra tarde libre y volver a ir.