“Lucrecia Borgia, la hija del Papa” de Dario Fo

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

Hija de un Papa, tres matrimonios, un marido asesinado, un hijo ilegítimo… todo en solo treinta y nueve años y en pleno Renacimiento.

Cubierta de: Lucrecia Borgia, la hija del Papa.

Lucrecia Borgia nació en Subiaco, cerca de Roma el 18 de abril de 1480, fue hija de Rodrigo Borgia, el poderoso renacentista valenciano que más tarde se convertiría en el Papa Alejandro VI, que sería papa entre 1492 y 1503, y de Vannozza Cattanei. Más adelante la familia de Lucrecia representó como ninguna las impopulares políticas del maquiavelismo y la corrupción sexual comúnmente asociadas a los papados renacentistas. Se rumoreó que Lucrecia tuvo por amante a su propio hermano César Borgia, de quien quedó embarazada, Pero ha sido totalmente rehabilitada, casi quinientos años después de su muerte, por el Premio Nobel de Literatura (1997) Dario Fo, en su última novela Lucrecia Borgia, La hija del Papa.
Cuando Dario Fo presentó el libro en Milán, Italia comentó: «Lucrecia no tuvo nada que ver con venenos, ni con tramas perversas ni asesinó a nadie». Fue una víctima de la desinformación. En realidad, Lucrecia fue ante todo un peón al servicio de las ambiciones de su padre, el papa Alejandro VI, y su temible hermano César, que la implicaron en la agitada política italiana.

Lucrecia como Santa Catalina de Alejandría en un fresco de Pinturicchio, en la Sala dei Santi de los Apartamentos Borgia, en el Vaticano.

En el preámbulo del libro Dario Fo escribe:
“La víctima llamada una y otra vez a ser inmolada, desde su misma infancia, es sin duda alguna Lucrecia. Es ella la sacrificada a la menor oportunidad sin una sola pizca de piedad, tanto por su padre como por su hermano, en la vorágine de los intereses financieros y políticos. Lo que pueda pensar la dulce muchacha no les preocupa en absoluto. Por otra parte, no es más que una mujer, juicio que valía lo mismo para un padre y futuro Papa como para un hermano que llegará a cardenal. De hecho, en ciertos momentos, Lucrecia es solo un paquete con pechos redondos y estupendas nalgas. Ah, se me olvidaba, también sus ojos están cargados de hechizo”. [Pag. 12]

La figura histórica de Lucrecia Borgia está teñida de prejuicios y tintes novelescos, mientras que los testimonios documentales fiables son insuficientes. No se conoce ningún retrato seguro de ella, aunque una serie de pinturas, como el fresco de Pinturicchio o los retratos de Bartolommeo Veneto, se cree que la usaron de modelo. Estas efigies, frecuentemente bellas y de ambiguas expresiones, son una parte más del mito de Lucrecia.

Supuesto retrato de Lucrecia Borgia (Bartolommeo Veneto)

Demasiado poco se conoce de Lucrecia para tener la certeza sobre la veracidad de las historias que le atribuyen una participación activa en los crímenes de su padre y de su hermano. Su padre o su hermano con seguridad le concertaron una serie de casamientos con hombres importantes o poderosos de la época, siempre con las ambiciones políticas de la familia en mente. Lucrecia se desposó con Giovanni Sforza (señor de Pésaro), Alfonso de Aragón príncipe de Salerno, y con Alfonso d’Este, príncipe de Ferrara. Su segundo marido, Alfonso de Aragón, hijo ilegítimo de Alfonso II de Nápoles y de su amante Troggia Gazela, pudo ser asesinado por César Borgia cuando su valor político empezó a eclipsarse.
Pero Dario Fo describe otra realidad: «Con gran dignidad y coraje, se aparta de aquel nido de víboras. Apasionada estudiosa de San Bernardino y Santa Catalina, funda un convento revolucionario basado más en las obras que en la oración y en Ferrara crea un Monte de Piedad para ayudar a los más pobres, ocupándose incluso de las cárceles».

En conjunto, el relato es ágil y vivo, como no podía ser de otro modo teniendo en cuenta el oficio mayúsculo de Fo para los diálogos, aunque algunos sorprenden por el modo forzado en que recuperan información [pág. 106-109]. También llaman la atención las notas a pie de página. En todo caso, los amantes de los relatos históricos y de la Italia del Renacimiento disfrutarán con esta Lucrecia Borgia remozada.

Hay que destacar que tanto al principio como al final del libro hay una galería de personajes con ilustraciones del propio Dario Fo inspiradas en retratos renacentistas, con la colaboración de Jessica Borroni y Michela Casiere.

Foto Riccardo De Luca

El autor:
Dario Fo nació en Sangiano, Lombardía, Italia, el 24 de marzo de 1926, autor, director, actor y Premio Nobel de Literatura 1997, escribió su primera obra de teatro en 1944, y en 1948 apareció por primera vez en escena. Estudió pintura y arquitectura en la Academia de Bellas Artes de Brera en Milán donde comenzó su carrera teatral como actor y escritor de obras teatrales satíricas. En 1954, Fo se casó con la actriz Franca Rame, con quien fundó en 1959 la compañía teatral «Dario Fo – Franca Rame» en la que montaron numerosos espectáculos en la línea de la Comedia del arte (Commedia dell’Arte), fruto de ese matrimonio nació su hijo Jacopo, también actor, escritor y dramaturgo. En colaboración con su esposa, Franca Rame (fallecida en 2013), ha escrito y representado más de cincuenta obras, ácidas sátiras políticas en las que arremete sin piedad contra el poder político, el capitalismo, la mafia y el Vaticano, y que lo han convertido en uno de los hombres de teatro con mayor prestigio internacional. Entre sus obras teatrales señalamos Misterio bufo y otras comedias (Siruela, 2014), Muerte accidental de un anarquista y Aquí no paga nadie.

El libro:
Lucrecia Borgia, la hija del Papa (título original: La figlia del papa, 2014) ha sido publicado por la Editorial Siruela en su Colección Nuevos Tiempos 292. Traducido del italiano por Carlos Gumpert. Encuadernado en rústica cosida con solapas, tiene 274 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Como complemento pongo una entrevista a Dario Fo titulado:

Dario Fo presenta IN FUGA DAL SENATO e IL LIBRO LA FIGLIA DEL PAPA CESENATICO

Para saber más:

Dario Fo en Wikipedia.

Dario Fo presenta su nuevo libro en su apartamento en Milán. (Foto EFE)