Luc Besson puede cagarla, sí, y mucho. Y aquí lo hace, y mucho. Scarlett Johansson puede llegar a corroborar esa teoría de que no sirve para nada, sí, puede ser nada más que un cuerpo bonito y una cara vacía, y aquí lo es. Morgan Freeman, sobra, como todo el metraje. Una pena muy grande la verdad.