Lugares con magia, la Plaza del Alamillo

Por Manugme81 @SecretosdeMadri

Uno de mis grandes placeres y desafíos en Madrid a lo largo de estos años ha sido el encontrar el mayor número de rincones desconocidos por la mayoría y en los que uno puede disfrutar del silencio. He querido desmitificar eso de que Madrid sólo es ruido y estrés y posiblemente, el mejor argumento que he encontrado es la Plaza del Alamillo.


Recuerdo de forma nítida la primera vez que accedí a este rincón. Subía por la Plaza de la Paja y a mano derecha ví unas estrechas calles en cuesta que me invitaron de forma descarada a atravesarlas. Cuando lo hice llegué a esta pequeña plaza donde impera el descanso. Una fiesta a la que el ruido y el estrés no están invitados. Ante mis ojos tenía el Madrid más medieval que nunca había visto. Lo más agradecido de todo es que en el centro de la misma hay unas sillas en las que uno se puede sentar tranquilamente y disfrutar con los colores de las fachadas y de sus simpáticas inclinaciones mientras guiña un ojo al pasado.

Hasta esta plaza llegan cuatro angostas calles, la del Alamillo, la de la Morería, la del Toro y la de Alfonso VI. Lo que hoy es uno de los rincones más apacibles del centro de la ciudad fue hace unos cuantos siglos el centro administrativo de la antigua Morería. De hecho en este lugar estuvo situado el alamud o alamín, el tribunal que impartía justicia en el barrio. Es interesante el contraste y la evolución que ha sufrido esta plaza. De ser un punto altamente transitado y agitado a ser lo que es hoy en día.

Como vemos la existencia de esta plaza viene de muy lejos y lo interesante es que ha sabido mantener ese trazado medieval que la hace tan bonita. (Los inmuebles que la flanquean sí que son ya posteriores). En lo referido a su nombre existen varias teorías, la más aceptada es que su toponimia deriva de aquel tribunal o alamín que estuvo aquí situado. La segunda, nos habla de un álamo que estuvo plantado en el centro de la plaza y que fue derribado tras el paso de un potente huracán.

Sea cuál sea, lo que no tiene discusión es que se trata de uno de los rincones más acogedores y fascinantes de Madrid. De hecho dicen que bajo la plaza existen pasadizos subterráneos que llevaban a la desaparecida Casa del Pastor. Como curiosidad añadir que Pedro Almodóvar grabó alguna escena de Tacones Lejanos en un bajo de esta plaza. La próxima ocasión que os encontréis en La Latina destinad parte de vuestro tiempo en conocer este antiguo centro de la Morería, testigo de primera mano de lo que fue y es Madrid. Os encantará.

De regalo os dejo una foto antigua de este mismo lugar de Diego Ragel, de inicios del siglo pasado…