Aunque ese sitúa en una península, sólo es accesible por barco, como si de una isla se tratara, así que la virginidad del paisaje es casi absoluta. Para no alterar el entorno, las habitaciones, las piscinas privadas, el restaurante, todo se construyó integrándose en el terreno, ofreciendo uno de los mejores ejemplos que hemos conocido de respeto al paisaje circundante.
Su playa, aunque en estas fotos que os enviamos está oculta, se extiende inhabitada, blanca y luminosa a los pies del hotel, siendo para los entendidos una de las más bellas del sudeste asiático.
El tiempo, en Ninh Van Bay, se nos hizo corto, demasiado corto. Nuestros viajes relacionados: http://www.viajesdelujotaranna.com/viaje-de-lujo-vietnam/