Luis Alberto Spinetta - Don Lucero (1989)

Publicado el 24 enero 2020 por Moebius

Otro disco de Spinetta, y otro aporte de Pedro Rock en el blog cabezón. En 1989 Spinetta editó un disco bien acorde a la época y una buena simbiosis entre lirismo y tecnología: "Don Lucero". El disco iba a llamarse originalmente "SEGBA" pero dicho título fue desechado por problemas legales obvios, se trataba de una ironía, en aquel tiempo, último año del gobierno de Alfonsín, los cortes de luz eran diarios y de largas horas por una grave crisis energética.
Artista: Luis Alberto SpinettaÁlbum: Don Lucero
Año: 1989
Género: Rock
Duración: 44:55
Nacionalidad: Argentina

SEGBA (para los más jóvenes) era la empresa de Energía Eléctrica del Estado (antes que el menemato privatizara todo... hasta nuestros calzoncillos, cosa que con el tiempo devino en la crisis del 2001 donde tuvimos que remar un río de dulce de leche mezclado con petróleo).
Con la misma formación que en "Exactas" (Morelli - Fontana - Malosetti - Arrom) tiene el bajo de Malosetti omnipresente y los solos de guitarra son muy disfrutables, mientras el disco tiene un verdadero temazo llamado "Fina ropa blanca", que quedará en el recuerdo como uno de los mas exitosas canciones de Spinetta en los '80 (incluso llegando a ser elegido como mejor tema de 1989), pero en sí el disco es algo desparejo y marcó el final de esa formación musical en la carrera de Luis. Su disco inmediato posterior el enorme "Peluson of Milk", solo sería grabado por Luis en su casa (con la sola presencia de "Guille Arrom") en algunos "fills" de guitarra y Malosetti en bajo. El viejo vinilo de esta produccion tenia 2 campos muy bien delimitados: El lado A más "soft" y el B más "duro". El componente electronico y moderno de fines de los '80 se adapta muy bien a lo que quiere Spinetta. A diferencia de su trabajo inmediato anterior ("Téster de violencia") este es un disco muy desparejo y de transición, y en la faz musical, preanunciaba que Luis (como siempre) empezaba a moverse en otras direcciones...
Como primer comentario al margen, comento que Luis era un excelente dibujante. Estudió en Bellas Artes junto a Emilio del Guercio. Como muestra basta ver la tapa de "Almendra I" o las ilustraciones internas de "Pescado II" hasta el dibujo de la tapa de "El tiempo es veloz" el bellísimo album de David Lebón. El arte de tapa de este disco contiene un dibujo original hecho por Luis pero esta vez con una computadora "Amiga", por entonces, lo más avanzado que existía en diseño gráfico digital.
Como segundo comentario adicional: Luis Alberto Spinetta presentó este disco en Obras en 1989 con Fito Páez como pianista invitado.

Un nuevo Spinetta nace en este disco. Podríamos decir que sería 'el anteúltimo Spinetta' si lo dividimos en etapas y tenemos en cuenta a los Socios del desierto de por medio. Un nuevo Spinetta que se caracteriza por una música más natural, menos synth, con el acompañamiento del bajo espectacular de Malosetti y que de a poquito volvía a sus orígenes y que marcaba lo que iba a ser en un par de años.
Ok, podemos decir que no es el mejor disco del Flaco, eso seguro, pero no es para nada un mal disco y el primero en bastante tiempo en ser casi conciso de principio a fin, podemos decir, el primer disco del Flaco en bastante tiempo que podría haber salido en esta década sin quedar colgado totalmente.
En cuanto a los temas, hay que destacar la joya de Fina ropa blanca, un temazo espectacular, sacado de otro disco, de otra década. Algunos temas como Wendolin, La melodía es en tu alma o Un sitio es un sitio son temas que no dicen nada, sin riffs marcados, irregulares, raros, por decir de una manera, mediocres.
El disco levanta bastante al final con Divino presagio, Es la medianoche y Un gran doblez.
En resumen, es un disco muy muy insípido y sin mucho que decir, con temas regulares y algunas que otra joyas, pero al menos uno festeja que el Flaco haya aflojado a los ochenta y así se despide de una década bastante extraña para él.
Facu87


El disoc es ejemplificativo de los sonidos de fines de los ochenta y principios de los noventa, época en la que El Flaco se encontraba fascinado por la tecnología MIDI y los chiches musicales propios de esa generación, que hoy suenan un tanto pasados de moda.
Y como siempre, omnipresentes, están las fabulosas letras poéticas del Flaco adornando cada segundo del álbum y que, como es usual, reflejan el encantador mundo personal de su autor.
ES LA MEDIANOCHE
Es la medianoche Su cuerpo volverá,
ágil como un halcón,
hojas y latas se tuercen,
todo cambia en el acto...
Loca su mano gris,
pierna sin ansiedad,
en autos de hielo van...
Es la medianoche,
que sujeta la dulce pasión...
Frágil así el amor...
en el tubo es,
es sólo un soplo...
La prueba está,
en la marginación,
mientras en el jardín,
la perla negra fue..
Y no es un fracaso no...
Es la medianoche,
que sujeta la dulce pasión...
Todo se ha calcado a sí mismo...
Nada busco ya sin pasos,
se pudre la mentalidad...
dice adiós,
pues huye de la razón amor...
Esto no se explica ni al principio,
ni al final oh...
diodos sobre el cristal,
sus ojos rendirán una sonrisa...
bajando en la escalera de mármol,
mientras en el jardín,
la perla negra fue ya...
y no es un fracaso no...
Es la medianoche,
que sujeta la dulce pasión...

Se escribió (y se habló) muchísimo y se lo va a seguir haciendo sobre la obra descomunal, intensa, genial, e irrepetible de Luis Alberto Spinetta. Pero por suerte, al ser tan vasta, siempre hay algún intersticio por donde podemos observarla casi como por una cerradura. El disco Don Lucero, el del dibujo de esa especie de Sol humanizado, diseñado en una computadora “Amiga”, es de 1989 y no es de lo más festejados ni de los más célebres, pero que guarda en sí una belleza extraordinaria. Pero en este disco, que es un tanto desparejo, se destacan tres canciones (de las que solo voy a referirme a las letras, que pueden ser leídas tranquilamente como poesías, y al fin al cabo también son eso) por sobre las demás: Fina ropa blanca (el más conocido, un clásico a esta altura), Un sitio es un sitio y Un gran doblez. Con ellas se puede trazar un recorrido donde abundan las imágenes que giran en torno a una ausencia, a una indeterminación que se va volviendo exasperante; con gran maestría El Flaco ha sabido desperdigarlas a lo largo del disco para que, como detectives de otra dimensión, vayamos hurgando en ellas. Estos tres canciones/poesías son más que eso, son tres que se transforman en casi una sola, tres puntos de vista de un objeto aún no descubierto, y que ya no pueden separarse.
“Ella reía con su fina ropa blanca/ despojándose al sol/ como un fantasma que deshollina/ todo mi cuerpo/ Una piedra en el sol”. Así comienza esta obra, abriendo fuego hacia un sinfín de fotogramas bellísimos para luego dar paso a una concatenación de certezas, dudas y preguntas: “Todo el cielo se fue/ y en busca de qué/ ¿Acaso las sombras huyan?”. Y estas dudas, estas preguntas no conseguirán jamás respuestas sino solo puntales hacia otras figuras que no nos aclaran nada, pero que nos llenan los sentidos: “Algo lumínico en su cierre que se abre/ algo inerte y final.” Esta frase tiene su complemento perfecto con “Algo que tiene un gran doblez/ en la conciencia y espera.” Las dos se refieren a ese algo, a eso que no se puede nombrar no por prohibición sino porque no se sabe a ciencia cierta qué es, sino solo un eco que se repite, atrapado en la posibilidad de la eterna ignorancia. Pero hay otro algo más en un Sitio…: “Un sitio es un algo/ un algo sin novedad” Ese algo sigue siendo parte de una desolación, de una orfandad que nos impide verbalizar lo que sentimos, en el doble sentido de experiencia perceptiva y de sentimiento. Y además vemos un ocultamiento en “el doblez en la conciencia”, cosas que quedan del otro lado y no llegamos a ver, o no queremos (“estando en pose de avestruz”), por presunto horror o quién sabe qué. Y “el cierre que se abre” también apunta a este sentido: se nos deja ver solo una parte, una porción, un recorte nada más de un universo totalmente vedado a nuestra imperfecta humanidad que tal vez se va deshaciendo en este acto sin solución.
También con recurrencia aparecen nieblas, sombras, brisas; fenómenos lumínicos y meteorológicos que a todas letras son difusos e inasibles. Tan inasibles como estas riquísimas canciones y toda la atmósfera que crea Luis Alberto que llega al oxímoron de “un sitio es una onda cuadrada”. Y todo el tiempo se respira algo urgente, una inminencia: “Sólo me importa el resplandor,/es el momento de gato (…)Sólo un sigilo intrascendente,/ una acción obvia.” Se percibe que algo sucedió, está sucediendo o sucederá y no llegamos a atraparlo, una eterna fugacidad escapándose para siempre. Puede ser visto como un deja vu, una percepción incomprensible e incomprobable que nos hace dudar una y otra vez haciendo aparecer nuevamente la incapacidad de verbalizar, la mudez de los sentidos. Hay un estado confuso en la “conciencia siamesa”, que serían dos maquinarias de percepción y pensamiento que actúan simultánea pero no solidariamente, haciendo que ese dato clave, esta llave esclarecedora no llegue a nunca a nuestras manos. Y esta imposibilidad llega casi hasta la desesperación, explicitándose en un extraño ruego, clamando no por la concreción de un deseo sino sólo por la visibilidad, aunque sea mínima o parcial, de eso desconocido, ese algo que se posa ante nosotros como el tesoro más preciado del mundo pero que no sabemos qué es: “¿qué cosa?/ ¿qué cosa?/¿qué cosa pediré yo a mi santo?”.
Mauro Quesada
Y comentario al margen 3: uniendo la música a lo social y a la política, algo que siempre me gusta hacer, encuentro medio de pedo esta nota muy colorida salida en la revista Rolling Stone, que los invito a leer para divertirse un poco y recordar al Flaco desde una nueva perspectiva, un poco irónica y tomando en gracias nuestras propias crisis como país:
Crisis económica: la culpa es de Spinetta
Dejemos de culpar a Bush, a las grandes bancas internacionales, a los inversionistas sin corazón o a los popes del capitalismo salvaje por el derrumbe de la economía mundial: los verdaderos responsables del colapso son los miembros de AC/DC. ¿Cómo es eso? Según Alexis Petridis, prestigioso crítico del Guardian británico, se puede hacer un paralelismo entre los principales hitos de la historia del grupo australiano y las diferentes crisis que aquejaron al mundo de las finanzas.
Cuando la banda se formó en 1973, los precios del petróleo se cuadruplicaron. En 1980, mientras Reino Unido alcanzaba niveles históricos de desempleo e inflación, Angus y los suyos la rompían con Back in Black. Diez años después, su Australia natal quedó sumida en una recesión galopante, y ellos regresaban al ruedo (y al número 1 de los charts) con The Razor´s Edge. Y finalmente, 2008 nos ve a todos desconcertados por la caída de Wall Street y su efecto arrastre, pero nos consolamos escuchando su flamante lanzamiento: Black Ice. Clarísimo: maldito AC/DC.
La cuestión es que si aplicamos las mismas premisas al ámbito local, el responsable directo de muchas de las crisis que nos aquejaron durante los últimos sesenta años no es otro que Luis Alberto Spinetta. ¿Quieren ver?
El líder de Almendra nació en 1950. Ese mismo año, la prosperidad de la primera etapa del peronismo mermó, y hubo que apretar el cinturón. Cito al economista y doctor en historia Mario Rapoport: "Tampoco nos detendremos en sus aciertos o errores desde el punto de vista económico, con un crecimiento fuerte en los primeros años de gobierno pero con políticas económicas que se revelaron insuficientes para sostener el proceso de industrialización y llevaron a una fuerte crisis entre 1950 y 1952, de la que costó salir".
En el ´71, Nixon decretó el cese del patrón oro en los Estados Unidos y la devaluación del dólar, con lo cual el mundo adoptó un sistema de monedas flotantes que derivaría en la especulación cambiaria y el modelo rentístico - financiero que caracterizó a la política económica argentina en el resto de la década. Ahora el que habla es Alberto Buela, Licenciado en Filosofía de La Sorbona: "En agosto de 1971 el presidente Nixon anuló la convertibilidad dólar-oro a 35 dólares la onza troy tal como lo habían fijado los acuerdos de Bretton Woods en 1944 y comenzó a instalarse la burbuja financiera y el dinero casino". ¿Y qué hizo el Flaco ese año? Debutó como solista con Spinettalandia y sus amigos, nada menos.
La última vez que Luis Alberto editó dos álbumes de estudio en años consecutivos fue en 1988 y 1989, (Téster de violencia y Don Lucero), precisamente el período de mayor inflación en la historia de este país.
Supongo que no habrá que recordarles lo mal que la pasamos todos con la recesión de 2001. Lo que sí habría que remarcar es que ese año Spinetta lanzó Silver Sorgo, un disco cuyo título hace referencia la plata y a la producción agrícola, dos términos inconfundiblemente ligados al devenir económico.
Por último, lo que todos vivimos este año: el conflicto con el campo primero, y el tan mentado Efecto Jazz después. ¿Tendrá algo que ver el esperanzador Un manaña con todo esto?
En vista de lo antedicho, queda claramente establecida la relación entre la figura de Luis Alberto Spinetta y la economía nacional. Y lo que también queda clarísimo, obviamente, es que nos vamos a bancar la que venga con tal de seguir escuchándolo. Y si es cada vez más seguido, mucho mejor. ¿No te va una crisis por año, Flaco?
Revista Rolling Stone - 05/12/2008
Sigue vigente aquella frase que pronunció Spinetta en esa noche en Obras de 1989: "Sé que es difícil asimilar un material nuevo que casi no se ha difundido. Pero siempre hice cosas difíciles". El pronunciamiento se debía a la frialdad con que el público recibía las canciones de Don Lucero y ovacionaba los clásicos de Almendra y Pescado Rabioso.
Pero como todo buen artista, Spiunetta cambiaba solamente por el placer de la búsqueda, este es otro de esos cambios... y otro disco que no podía faltar en el espacio cabezón.

Lista de Temas:
1. O Boi
2. Fina ropa blanca
3. Wendolin
4. La melodía es en tu alma
5. Divino presagio
6. Un sitio es un sitio
7. Es la media noche
8. Un gran doblez
9. Cielo invertido

Alineación:
- Jota Morelli / Batería
- Javier Malosetti / bajo, tumbadoras
- Mono Fontana / teclados
- Guille Arrom / Guitarra
- Chofi Faruolo / MIDI
- Luis Alberto Spinetta / Programación, guitarra rítmica, voces
- Didi Gutman / Pizzicatos, coros, aplausos y teclados