UN TAL JAIME GIL NOS HABLA CADA DÍA
Pasada ya la cumbre de la vida
J. G. de B.
Los poetas saben de sobra que no saben nada
aunque han llegado de lejos como llegan los fríos.
De súbito, cuando entran en la escena,
se les ve enrojecer y el desprecio es un color
invisible y de su frente febril
nacen dos amapolas cortadas.
Los poetas no conceden credibilidad
a los búhos que se posan en los tejados en ruina.
Es más, los poetas se lavan la cara
con gotas de lluvia pasada la medianoche,
abren sus brazos a la melancolía
y se atreven a blasfemar dulcemente en silencio.
Son como son,
tan feroces incluso que duele advertir
su parsimonia en la barra vacía de los bares
frente a un vaso vacío de certidumbre y de menta.
Los poetas se quitan el polvo del blazer
con el dedo que falta, siempre, siempre
con el dedo que falta.
Hay días que, sin
los poetas, no tendrían remedio.
Los poetas benditos, los poetas malditos,
esos sí que experimentan unas ganas de morirse
locas.
MARGUERITE DURAS SALTA A LA COMBA
Muy pronto en la vida es demasiado tarde.M. D.
Las poetas escriben sus poemas con la manoderecha mientras que con su mano izquierdaacostumbran a llevar a los niños al colegio,a empanar el filete, a asistir en el parto a la goldenmás tierna, a masturbarse con bastante lentitudy, en ocasiones, sólo en raras ocasiones,se aventuran a consultar el saldode sus pocos delitos.
No es erróneo en absoluto aseverarque las poetas no sepan el título de sus poemasde carrerilla, ni que hayan descubierto el equilibrioinasible que los demás han cantadoy contado a las tantas.Tampoco es cierto que sufran las poetasde dolores agudos nada más arribar a las islasen submarinos esotéricos, biliosos.
Las poetas se visten con la falda de rasodel lunes y beben el café de las ochocon torreznos suaves.El poema está listo.
Las poetas (españolas) no juegan al frontóncasi nunca.
Luis Miguel Rabanal. Tres inhalaciones. Ediciones Amargord, 2014. Diseño de portada: Juan Manuel Macías.