"Lumes Nunca Máis": una manifestación politizada

Por Felixyloslobos
Cansado, enfadado y lleno de panfletos partidistas que fueron directamente a la basura... Así regresé a casa después de doce horas en Santiago de Compostela para participar en la manifestación convocada por la Plataforma contra a Lei de Depredación de Galiza. Y es que si tuviera que resumir en una palabra lo vivido en la capital de Galicia, esa sería "decepción".
La marcha, pensada inicialmente para exigir la paralización de la nueva Ley de Fomento de Iniciativas Empresariales, aprobada con los votos a favor del PP, acabó convirtiéndose en un grito unánime contra la gestión de la Xunta durante la catastrófica ola de incendios que arrasaron miles de hectáreas de monte el pasado fin de semana.
A ritmo de gaitas y batucada, unas 10.000 personas según algunas estimaciones cubrimos en poco más de una hora el trayecto que separa la alameda de la emblemática Plaza da Quintana. Fue allí donde recibimos el primer bofetón de realidad... Había huecos, muchos huecos vacíos. Las expectativas de asistencia no se habían cumplido. Al menos para mi.
Uno de los momentos más emotivos llegó con el minuto de silencio en memoria de los fallecidos aquel trágico domingo. Silencio roto poco después por una cerrada ovación al grito de ¡nunca máis! Una de las pocas demostraciones de unidad en toda la mañana...

Manifestación en Santiago de Compostela. //El Naturalista Cojo


Con el himno de Galicia Os Pinos, que ironía... salieron a relucir las banderas y sentimientos patrios. Puño en alto y estreleira al hombro, los de Ana Pontón entonaban orgullosos los versos de Eduardo Pondal. No faltaron tampoco enseñas sindicales, republicanas, anarquistas, el morado de Podemos o el verde de EQUO. Para completar el cuadro, una enorme pancarta firmada por Causa Galiza exigía desde el palco "Independencia Nacional". Un auténtico despropósito... La movilización se había convertido en el escaparate perfecto para reivindicaciones de todo tipo. Consignas que acabarían desvirtuando el significado de la protesta.
Era el momento de sacar los colores, si: a los que con sus decisiones nos han llevado a esta situación. Lamentablemente, algunos parecían más preocupados por sacar tajada política de un desastre ecológico que, 15 años después del 'Prestige', vuelve a teñir de negro el paisaje gallego.
A pesar de todo, tengo la conciencia tranquila. He hecho que tenía que hacer. Y repetiría una y mil veces... Mi corazón estaba con las víctimas; con los que han perdido su casa, su tierra, sus recuerdos; con los millones de animales que no han podido escapar de las llamas, los grandes olvidados; con los brigadistas y voluntarios que han arriesgado su vida para proteger la de los demás; con los que trabajan desinteresadamente para que todo vuelva a ser como antes. Con los que creen que todavía hay esperanza...