Luna de sangre no es el título de un libro de Kerouac

Por Davidrefoyo @drefoyo

Cuando ayer el aliento era misterio

Claudio Rodríguez

Éramos minúsculos bajo el peso
de una luna roja y ensangrentada;
según las explicaciones científicas
el reflejo del sol y la cercanía
a marte visible desde la orilla
de un río que nos anuda al tiempo.

El agro inmune a tanta belleza,

los agricultores iluminaban
los maizales ajenos al eclipse.

Y nosotros a un lado del camino

sentados sobre el capó del coche,
como personajes de Jack Kerouac.

Decías: pásame la Mahou sin

perder de vista la oración de luz,
el canto cromático de las afueras
y un cigarro iluminaba tu rostro.

Qué importaba la guardia civil

o el celoso calendario laboral,
el halo infinito de Saturno
si éramos el reflejo al rojo vivo
de un bucle no lineal de la galaxia.

Todo volvía a su estado natural,

la luna al brillo blanco inmaculado
y nosotros a casa en nuestro coche.

Avanzamos entre el maíz y el pueblo

y tú dijiste: esto sería imposible
en las ciudades: contaminación
lumínica y distancias insalvables.
Un cartel de se vende. El futuro.