Luna. Luna Nueva, de Ian McDonald

Publicado el 04 agosto 2016 por Covadonga Mendoza @Cova_Mendoza

Luna. Luna nueva
Luna. New Moon
Ian McDonald
Traducción: José Heisenberg
428 páginas
Ediciones B

Argumento:

La matriarca del clan Corta, Adriana, una ingeniera que emigró a la luna para tener un futuro mejor, va a cumplir ochenta años pero se está muriendo. Antes de que ocurra lo inevitable, quiere dejar bien atado el asunto de su sucesión y el control de las empresas Corta Hélio, encargadas de la explotación de Helio 3 en la luna. Soterradamente, se desata una lucha entre las grandes familias que controlan el poder ecónomico en el satélite con violentas y catastróficas consecuencias...

La nueva serie literaria CF de moda se inaugura con este título tan evocador, cuya acción, como se indica, transcurre íntegramente en nuestro satélite, ya colonizado con propósitos mercantiles, y donde son hegemónicas cinco grandes familias (los Cinco Dragones) que se reparten los negocios.

Ya desde el inicio se da uno cuenta de que lo mejor de esta novela, lo más novedoso, es el impresionante worldbuilding o construcción del mundo imaginario, lleno de detalles que abarcan desde la descripción física de paisajes variados (la superficie cubierta por regolito, las sedes de las cinco familias, con especial dedicación a Boa Vista, la ciudad João de Deus y Crucible, los lugares industriales y nodos de transporte, las zonas residenciales más cercanas a la superficie y, por ende, más expuestas a la inclemente radiación, los túneles de lava, etc), hasta un amplio panorama de los sistemas sociales, la sexualidad (muy libre), el sistema judicial (centrado en el Tribunal de Clavio, los contratos para cualquier faceta de la vida, y con la extraña anomalía de los juicios por combate), las relaciones colonia metrópoli, las diferencias sociales, el sorprendente peso de la religión, la multiculturalidad, etc.

Es decir, el autor ha hecho un trabajo bastante elaborado de este nuevo mundo que funciona exactamente igual en su esencia que los nuevos mundos de nuestro planeta cuando fueron colonizados. Poco se puede objetar a una pintura tan extraordinariamente rica, que te sumerge en el lugar de manera muy efectiva y, salvo algún pequeño detalle, creíble.

Además, el autor se aleja de la típica narración del género, y opta por una prosa más personal, con algún ramalazo artístico, que, si bien en algún momento dificulta un poco la fluidez o crea cierta confusión, a la larga le da un toque casi épico y poético a la historia.

Para introducirnos en este mundo, de una gran complejidad al menos en apariencia, el autor usa el punto de vista de numerosos personajes, demasiados para mi gusto, centrándose, sobre todo, en los miembros de la familia Corta, cuya matriarca, Adriana Corta, incluye unas minimemorias (una confesión a otro personaje) donde nos relata cómo fue su tránsito desde Brasil hasta la luna y cómo consiguió hacerse con el poder y el dominio de la explotación del Helio 3, gas que sirve para la iluminación en la tierra.

Aparte, conocemos también las vidas de sus hijos Rafa, Lucas, Wagner, Carlinhos y Ariel, nacidos de vientres de alquiler (madrinas), cada uno con sus peculiaridades y sus respectivas familias. He notado cierta dejadez en la descripción de algunos de los personajes principales, como Rafa y Lucas, mientras que otros, como Ariel, resultan más interesantes y están mejor desarrollados, aunque yo diría que los personajes no son el punto fuerte de esta novela. Es cierto que el autor les dota de algún rasgo distintivo y de gustos, características y relaciones propias, pero da la impresión de que no profundiza en su mente o en sus emociones, sino que es todo todo descripción digamos externa.

Para mí, uno de los personajes más interesantes es la terráquea Marina, que nos sirve para apreciar las diferencias entre la tierra y la sociedad lunar, tanto socioeconómicas como físicas y fisiológicas. No soy muy entendida en estos temas pero se me hace algo extraño pensar que en solo dos o tres generaciones de nacidos en la luna ya hayan estos generado diferencias anatómicas apreciables como una mayor estatura y menor desarrollo muscular.

En este mundo tan mercantilista y estratificado, los ricos viven en lo más profundo, y los menos afortunados, los trabajadores y "tragapolvos", en la parte más cercana a la superficie donde están expuestos a radiaciones mortales. Y todo el mundo dispone de una especie de avatar que flota a su lado, como un interfaz informático que sirve para comunicarse con máquinas y otros avatares ("familiares"), además de controlar el chib, un indicador del saldo de los cuatro elementos básicos para sobrevivir en la luna: datos, aire, agua y carbono (no me quedó muy claro cómo hacen para quitarte el aire, ¿tienes un chip y te afecta a los pulmones?). Con este elemento uno puede imprimirse todo tipo de objetos y sustancias en las impresoras públicas (hasta trajes, medicinas, armas, etc). Cada faceta de la vida está regulado por contratos, sobre todo los matrimonios, que se celebran entre las grandes familias para generar alianzas cuasi dinásticas.

Dejando aparte el apartado de construcción del mundo, la novela no aporta gran cosa. Es algo lenta en su inicio, ya que el autor se recrea mostrándonos las familias, sus relaciones, la sociedad de la luna en general, y, cuando empiezan a pasar cosas, la trama recuerda a un culebrón estilo Falcon Crest, con algunos toques de "Canción de Hielo y Fuego" o de historias de la mafia. Porque, en efecto, las grandes familias de la luna se comportan como dinastías regias o familias de la Camorra. Así pues, tenemos de todo: el nieto rebelde, el hermano ambicioso que rivaliza con el preferido de su madre, el hijo "raro" que no es realmente hijo, esposas que lucha por la custodia de los niños, viejos y decrépitos enemigos, sexo, mucho sexo, a veces gratuito, luchas en los tribunales, "juicios por combate" a cuchillo limpio, intentos de asesinato mediante moscas mecánicas, sabotajes industriales, masacres... y la promesa de una venganza.

Como punto original, el autor se aleja de las ambientaciones con personajes y nacionalidades anglosajonas para mostrarnos una mezcla total de razas, idiomas y culturas, con especial predilección por el lenguaje portugués, propio de la familia protagonista, los Corta. Eso hace que a lo largo del libro aparezcan palabras y frases escritas en esta lengua en medio del texto en lengua original. Nunca me ha gustado esta forma de "ambientar" o de evocar sociedades extranjeras. Es como si describieras un inglés que hablara en inglés con otros de su país y les dijera: "Oh, my Lord!" y el resto de la frases traducidas. En algunos momentos, esto es muy exagerado y chocante, sobre todo para un lector hispanohablante (que te pongan la palabra "escolta" en cursiva, es decir, en portugués para referirse... a un escolta).

Pero no es el único idioma que forma parte de la compleja terminología selenita: también encontramos frases en coreano, en árabe, etc. Aunque con la repetición de los conceptos vas más o menos entendiendo qué significa cada término, el autor, por suerte, nos incluye un pequeño glosario al final.

La novela es curiosa y entretenida una vez superados los escollos iniciales, y obviados los elementos un tanto tópicos de estos relatos de lucha por el poder económico y político. Como es de esperar en una novela que forma parte de una serie, al final, tenemos una traca de fuegos artificiales y el consiguiente cliffhanger que anima a continuar para ver qué familias triunfan en esta lucha a muerte y qué personajes viven y mueren...

En resumen, una novela de Ciencia Ficción pero con espíritu de telenovela que, ¡sorpresa!, va a tener una versión televisiva. Recomendable para los fans de este género, sobre todo por su construcción del mundo imaginario, aunque, para mi gusto, falta un poco de profundidad en los personajes y hasta de emoción. A mí me ha resultado un poco frío todo, frío como la propia luna.