Sobre el tranquilo río, brilla la hermosa luna como un diamante. Difícilmente podrías encontrar un espectáculo tan bello en otra parte del mundo. Ni siquiera un puñado de diamantes podría competir con esa vista. La naturaleza sabe cómo calmar a esos corazones que han sido golpeados una y mil veces por la fría lluvia. En ninguna tienda puede comprarse, ni con todo el dinero del mundo, la paz mental que dan las cosas simples de la vida. Sí, tal vez el día de hoy el espejo celeste se encuentra teñido de rojo, pero esta vez, no es por culpa de la sangre derramada por inocentes. Este carmín es el miso que le da tono a la vida misma, tal como fluye por las venas de aquellos enamorados de la vida. A pesar de que el cielo se vea cubierto por un rojo manto, no te dejes llevar por el temor. Tu hora finalmente ha llegado, joven guerrero. Despeja tu mente y simplemente, déjate llevar por los latidos de tu corazón. Aún es tiempo para sanar las heridas que te dejó ese combate que parecía no tener final.
No es momento alguno para dejarse consumir por la más absurda de las tristezas. Tu cuerpo está comenzando a sanar, y tu corazón también lo hará pronto. Deja que ese río de amargura se aleje lo antes posible y jamás regrese a tu ser.
Bajo la sombra de la guardiana celestial, ¿por qué no sonríes con toda tu alma? ¿Acaso no te das cuenta? Finalmente, estás a salvo de todo daño. Sobre ti, la luna brilla en todo su esplendor. No necesitas a nadie más esta noche. La madre celestial vela tu sueño, hijo de la oscuridad. No tienes que disfrazar más la verdadera naturaleza de tu corazón. Finalmente, tu alma tendrá el abrazo que tanto añora.