En el frente del Heeresgruppe A, dos grandes generales alemanes van empezar a escribir una de las páginas más gloriosas del arma acorazada alemana; para uno será el inicio de una carrera exitosa, para el otro la ratificación y el reconocimiento. Formando el flanco derecho del avance principal del Heeresgruppe A está la 7ª División Panzer del hasta hoy desconocido general Edwin Rommel. En la madrugada del 12 al 13, dos compañías del 7º Regimiento de Infantería, asignado a su división, cruzan el río Mosa por medio de botes neumáticos en la localidad francesa de Dinant. La posición es muy precaria, pero a las 03:00 el propio Rommel toma el mando de la operación y consigue colocar dos batallones al otro lado del Mosa. Al norte de su posición, la infantería de la 5ª División Panzer también atraviesa el Mosa. La división francesa encargada de detener a los alemanes en Dinant, la 18ª de Infantería, está agotada tras los últimos días de combates y desorganizada por los brutales ataques aéreos a los que es sometida; la resistencia es mínima.
El otro general que hoy tendrá su ración de gloria es Guderian. Ayer lo dejamos tras haber llegado a Sedán, frente a la línea defensiva del Mosa. Tras recibir órdenes de su superior Von Kleist de iniciar el cruce del río cuanto antes (Guderian prefería esperar varias más), el general panzer se pone en marcha. La línea francesa, bien fortificada, es atacada sin piedad por los Stukas y los Do-17 de la Luftwaffe al amanecer, que llegan a poner en juego hasta 170 bombarderos (120 Stukas, 50 Do-17 y sin contar la escolta de Bf-109) para una franja de unos seis kilómetros. El resultado es la destrucción de buena parte de las fortificaciones francesas: el camino queda allanado para la Wehrmacht. A las 15:00, el 19º Panzerkorps de Guderian inicia el ataque; pese al apoyo de la Luftwaffe y de la artillería pesada, la resistencia francesa (55ª División de Infantería reforzada con el 147º Regimiento de Infantería Colonial) es considerable, y consigue frenar la mayor parte de los ataques alemanes. Pero a las 16:00 el regimiento panzer de elite Grossdeutschland consigue establecer una cabeza de puente. Los ingenieros alemanes, trabajando una vez más en un tiempo récord, consiguen a media noche establecer un puente de 16 toneladas capaz de aguantar el paso de los panzers. Con las acciones de Rommel y Guderian, la Wehrmacht ha conseguido uno de sus principales objetivos: el cruce del Mosa. Ahora, la Línea Dyle podrá ser rebasada y el frente roto. La blitzkrieg mañana se mostrará en toda su intensidad contra una Francia que aun no sabe lo que se le viene encima.
LONDRES:
Para desgracia mía, la narración de los sucesos bélicos me deja poco tiempo para las cuestiones más políticas. Pero creo que unas meras líneas transmitirán el espíritu que hoy se vive en la capital británica. El nuevo Primer Ministro Winston Churchill, en su primera alocución a la Cámara de los Comunes para presentar su gobierno, realiza el que será el primero de sus famosos discursos de guerra. Sus palabras merecen la pena de ser leídas, en especial en estos agitados tiempos que vivimos.Debemos recordar que estamos en las fases preliminares de una de las grandes batallas de la historia, que nosotros estamos actuando en muchos puntos de Noruega y Holanda, que estamos preparados en el Mediterráneo, que la batalla aérea es continua y que muchos preparativos tienen que hacerse aquí y en el exterior. En esta crisis, espero que pueda perdonárseme si no me extiendo mucho al dirigirme a la Cámara hoy. Espero que cualquiera de mis amigos y colegas, o antiguos colegas, que están preocupados por la reconstrucción política, se harán cargo, y plenamente, de la falta total de ceremonial con la que ha sido necesario actuar. Yo diría a la Cámara, como dije a todos los que se han incorporado a este Gobierno: «NO TENGO NADA MÁS QUE OFRECER QUE SANGRE, ESFUERZO, LÁGRIMAS Y SUDOR».
Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento. Me preguntáis: ¿Cuál es nuestra política?. Os lo diré: Hacer la guerra por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política.
Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra aspiración?. Puedo responder con una palabra: Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia. Tened esto por cierto; no habrá supervivencia para todo aquello que el Imperio Británico ha defendido, no habrá supervivencia para el estímulo y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia su objetivo. Pero yo asumo mi tarea con ánimo y esperanza.
Estoy seguro de que no se tolerará que nuestra causa se malogre en medio de los hombres. En este tiempo me siento autorizado para reclamar la ayuda de todas las personas y decir: Venid, pues, y vayamos juntos adelante con nuestras fuerzas unidas.
BERLÍN: El OKW anuncia, tras la matanza de paracaidistas en Rótterdam, que si los aliados atacan a sus paracaidistas mientras descienden tras el salto y no pueden defenderse (eso es considerado crimen de guerra según la Convención de Ginebra) diez prisioneros aliados serán ejecutados en represalia. En otro orden de cosas algo más curioso, hoy el Ministro de Propaganda Goebbels da un discurso en Munich en el que afirma que el Reich dispone de un “rayo letal” capaz de volatilizar cualquier cosa en un radio de 300 metros. La insinuación a esta y otras armas secretas continuará a lo largo de la guerra y se incrementará durante el último año.
MAR DEL NORTE: La Luftwaffe destruye al torpedero holandeses Christiaan Cornelis y al minador M-2.