Después de una semana en la que hemos tenido de todo, desde reuniones secretas del club Bilderberg en Sitges, donde ha estado como invitado el Sr. Zapatero (habrá estado a la altura? se habrá enterado de algo? porque hay que tener en cuenta que en este club se habla en inglés, pero bueno, cuestionar a nuestro presidente ya sería otro tema), hasta las manifestaciones de los funcionarios por la bajada de sueldo y próximas congelaciones en los próximos años. Y con ésta última me quedo. Viendo anoche las noticias, casi me caigo del sillón del ataque de risa que me dio viendo como un preso de 26 años de la cárcel de Huelva, a muy poquito tiempo para disfrutar de la libertad condicional, aprovechó su participación en una visita a la Universidad para fugarse. Era cómico como estaba siendo grabada la fuga (bendita tecnología) y cómo los funcionarios no consiguieron alcanzarlo. Inmediatamente, después de reirme, me puse a llorar, porque claro, imagino a estos funcionarios sorteándose quién iba a jugarse el tipo yendo detrás de un preso por un sueldo poco más de mileurista. Y si encima ahora van a bajarles el sueldo y a congelarlo, pues la capacidad de reacción seguro que es más lenta la próxima vez. De todas formas, lo que más me indigna, es que un preso tengo tantos derechos como tienen. Tengo una amiga que está estudiando para funcionaria de prisiones, y nos comenta todos los derechos de los que disfrutan los presos y es más que vergonzoso! no basta que las leyes sean cada vez menos duras, es que además, tienen toda una serie de privilegios, que ya querrían muchos colegios hacer tantas excursiones o tener piscina o gimnasios cualificados, o tener un equipo de teatro, o biblioteca y un largo etcétera. Como siempre digo, mientras se respeten los derechos humanos fundamentales, y se apoye una reinsercción social, creo que por lo demás, deberían tener más obligaciones y menos permisos, más deberes que derechos, mas compromiso para con la sociedad, que para algo han cometido una falta y la deben pagar.