Crítica. Música. -
“Luz al final del túnel”
LA DESTILERÍATribeca, Oviedo.Jueves 9 de junio de 2016.
Recuperar el tiempo perdido es, en términos creativos, una carrera loca hacia la luz que se muestra al final de un túnel. La Destilería tratan de retomar sus pasos perdidos a finales de los 90, cuando estuvieron a punto de alcanzar sus ambiciones, con nuevo trabajo -su segundo- donde tratan de levantarse y avanzar, esta vez sin prisas, para no cocerse en el fuego de la codicia.El arranque es demoledor con “El camino de los valientes”, “En fuga” y “Turbokrack”, todas de su nuevo álbum “La fuga y la furia”, con Fredy Kostia moviéndose por todo el escenario y despojándose de su americana a la primera canción. Llega el momento de recordar su primero “Cree o muere”, con “Sucio dinero” y un “Adictos a la distorsión”, que dedican a los tristemente fallecidos Zita Alonso y Jandro Espina. “Se nota su presencia”, recuerda Kostia, emocionado. La banda, perfectamente engrasada, se muestra como la rara avis en la escena del rock de alto octanaje que siempre fueron. Sus letras no se corresponden con la convencional mayoría y las guitarras de Dani León fluyen desde una paleta mucho más amplia que la habitual en estos casos. Con “La princesa y la rana”, Fredy baja a la arena por primera vez. La ceremonia rockera de sudor y guitarras desbocadas rueda ya en sus manos, como uno de los grandes “front-men” que es. Tras una incendiaria hora y diez minutos donde el tiempo no parece haber transcurrido, plenos de la fuerza de antaño, el cuarteto se retira viendo la luz más cerca. Para el bis, bordan la sensacional (y que demuestra su versatilidad para salirse de los convencionalismos) “Olor a rosas” y remachan la sesión con tres clásicos ineludibles que merecerían una segunda oportunidad: “Matatunos”, “¿Quién ha matado al presidente?” y “Secta” con Fredy encaramándose a una de las barras del local y terminar el set por todo lo alto.
MANOLO D. ABAD
Foto:ELOY BELTENÉ
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 12 de junio de 2016