"Luz de agosto" de William Faulkner (1929)

Publicado el 22 julio 2014 por Tomas

Saludos. Y bienvenidos. Al fin lo he hecho. La gran lectura pendiente ya está aquí, y pese a lo dicho en el pasado, no cerraré el blog tras ella. Siempre es difícil reseñar obras maestras e indiscutibles de la literatura, pero haré todo lo posible por transmitiros mis impresiones personales sobre la novela más renombrada del gran cronista de la caída de América. Vamos allá:

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Título: Luz de agosto ( Light in August)

Autor: William Cuthbert Falkner (la "u" se la añadió después). Escritor, poeta, guionista de cine y alcohólico a jornada completa. Premio Nobel de Literatura en 1949, dos veces ganador del Pulitzer y receptor póstumo del National Book Award estadounidense. Junto a Hemingway, Jonh Steinbeck y John dos Passos, se le considera un autor principal de la moderna novela americana, y con ello figura central de la narrativa contemporánea. Muchos lo estiman como el gran modernista estadounidense.

A qué género(s) y estilo(s) pertenece: Es una novela dramática, de corte realista, pero con la mirada decadente, mortecina y pesimista propia de la llamada Generación perdida. Incorpora muchas innovaciones narrativas y está marcada por un estilo y un planteamiento modernistas, con una prosa muy escogida y elaborada.

Qué cuenta: Varias historias entrelazadas, protagonizadas por distintos personajes, que confluyen en la localidad de Jefferson, Tennessee, en la época de entreguerras. Por una parte Lena Grove, una inocente joven embarazada, camina desde Alabama y llega a Jefferson en pos del padre de su hijo. Por otra conocemos el periplo vital de Joe Christmas, un enigmático sujeto que parece buscar su propia perdición. Mientras, a través del Reverendo Hightower, obsesionado con la muerte de su abuelo, soldado confederado, asistimos al pasado del pueblo y su relación con la guerra civil estadounidense.

[Nota: a lo largo de todo el texto, el autor se refiere a las personas de raza negra como "negros". El modo de tratar y de referirse a los personajes de esta condición ("había una negra sentada", "varios negros", "un negrito", etc.) refleja la mentalidad y el modo de hablar habituales de la época, los principios del siglo XX, y del lugar, el Sur de los Estados Unidos.]

Creo que para tratar la grandeza de "Luz de agosto" es necesario dedicarse tanto a la parte argumental y ambiental, al qué cuenta, como a la parte narrativa, al cómo lo cuenta.

Comenzamos por la parte argumental. "Luz de agosto" transcurre en el Estado de Tennessee, en el Deep South de los Estados Unidos, tras la Primera Guerra Mundial y antes de la Gran Depresión. Los hechos se centran en una localidad llamada Jefferson, ubicada en el ficticio condado de Yoknapatawpha, que es el Macondo de Faulkner, pues en él crea su universo literario y ambienta gran parte de sus obras.

La novela relata la vida de personas ordinarias, corrientes, vulgares incluso, y tanto los sucesos como la ambientación nos transmiten una opresiva sensación de tristeza, de vacuidad, de desazón, de desesperanza. Del trajín diario de los protagonistas, de sus vidas insulsas y carentes de perspectivas emana un sentimiento de ausencia de futuro, de perspectivas y de esperanzas que provocan, a mí al menos, un desasosiego y una incomodidad que me hicieron reflexionar mucho tras terminar la lectura. Y pensar que la Gran Depresión aún estaba por venir...

La atmósfera del caluroso agosto de Tennessee es contagiosa, y se nos pega la abulia y la apatía de los tipos con los que Faulkner puebla su texto. Los hombres que deambulan por la plaza, que se reúnen en las barberías o se acuclillan en los porches de las tiendas, intercambiando cuatro palabras. Las carretas que circulan despacio, traqueteando, guiadas por un negro silencioso y taciturno. Los oficios religiosos vacíos de significado. Los trabajadores solteros que laboran seis días por un sueldo miserable y andurrean el séptimo, viven en un cuartucho de pensión y que, tras años de jornadas interminables, pueden guardar todas sus posesiones en una maleta. Los jornaleros que viven en las afueras de las ciudades, tienen rostro "de no ser de ningún sitio" y vienen y van en tren sin que nadie se interese por ellos.

"[...]en el cálido silencio, sosegado y balsámico, de este atardecer de agosto. Aunque las mulas se afanan, en una especie de hipnosis constante e inflexible, la carreta no parece avanzar. Tan ínfimo es su avance que parece como si estuviese suspendida en medio del camino, como una perla descolorida enhebrada en el hilo rojizo de la carretera."

Y los negros. Los grandes desheredados del mundo, sujetos a una discriminación total, absoluta, justificada por la Biblia y que los somete a una condición poco mejor que la de los animales. Faltaba mucho para el movimiento para los derechos civiles, y si alguien golpeaba a un negro, sin motivo alguno, éste simplemente se quedaba callado recibiendo los golpes sin protestar. Viviendo en la indefensión aprendida más humillante, son indolentes, inexpresivos, circunspectos e inescrutables, intentando subsistir en sus miserables cabañas (en el texto, Faulkner distingue entre "casas" y "cabañas de negros") y pasar desapercibidos.

Una sensación que se destaca entre las demás es la sordidez. La aspereza, el desagrado en la relación entre las personas, y más especialmente en el sexo, donde no hay lugar para un amor puro, como el que Byron Bunch desarrolla por Lena. El sexo tiene que ser necesariamente sucio, desabrido, marcado por la tirantez que impregna toda la interacción entre personajes.

En este Deep South de atmósfera mortecina, crepuscular, se mueven los distintos protagonistas, sin que exista uno principal, pues es la suma de todas sus historias lo que crea la novela. Lena Grove es una mujer de veinte años, inocente, que se queda embarazada de un caradura al que conoce como Lucas Burch. Éste la deja plantada, y ella camina desde Alabama en su busca, sobreviviendo gracias a la suerte y a la buena fe de algunas personas. El tal Lucas Burch se hace llamar ahora Joe Brown, y se dedica al contrabando de whisky en sociedad con Joe Christmas. Christmas es un hombre "de sangre negra", del que sabremos que fue abandonado, se crió primero en un orfanato y después con un matrimonio metodista de religiosidad exacerbada, que huyó de casa, que vagó por todo el país y que vive en una cabaña en las tierras de una vieja dama yanqui con la que mantiene una relación sexual llena de altibajos.

Tendrán su papel tambien Byron Bunch, un hombre honesto, simple y reservado, que se enamora de Lena Grove; y el reverendo Hightower, un sacerdote expulsado de la Iglesia por sus problemas matrimoniales, y que se halla obsesionado por la figura de su abuelo, un soldado confederado muerto en Jefferson, y con el que está totalmente identificado.

Para describir el papel de los diversos protagonistas y secundarios en la obra, pasemos a ver la parte literaria o estilística. Porque Faulkner se sirve de un llamativo repertorio de recursos narrativos, que entonces fueron innovación, y que conoceremos de su asimilación posterior por otros muchos autores, como Camilo José Cela, Juan Rulfo, García Márquez o Vargas Llosa.

En primer lugar el celebérrimo monólogo interior, a través del cual los personajes desgranan sus pensamientos, sus deseos, anhelos y motivaciones, y que nos permite conocer sus intenciones y aquello que les preocupa, obsesiona o atormenta.

En segundo lugar, el narrador múltiple, pues relata los hechos desde diferentes puntos de vista, incluso presentando o describiendo varias veces al mismo personaje, contando sucesos desde la óptica de distintos testigos y aportando en cada ocasión detalles o datos también distintos (Cela alcanzaría la maestría en este recurso en "La colmena").

Por ello, se rompe también el desarrollo temporal clásico. La novela ya no avanza siempre hacia adelante, si no que incluye "flashbacks", intercala episodios de la infancia de los personajes, como Christmas, entregándonos así más información sobre el protagonista y facilitando entender el porqué de su proceder durante los acontecimientos principales.

Todo esto se retuerce y alambica todavía más si tenemos en cuenta el estilo modernista de Faulkner. Autor de frases muy largas y complejas, estiradas deliberadamente muchas veces, y empleando adjetivaciones llenas de lirismo, que describen a través de sensaciones, de evocaciones de color.

"Es la hora en que la tarde muere con un último reflejo color de cobre. Es la hora en que, más allá de los arces enanos y del bajo rótulo, la calle está disponible y vacía, encuadrada por la ventana del escritorio, como un escenario."

Un detalle que me fascinó de la manera de relatar de Faulkner es que, en ocasiones, emplea el presente en vez del pasado, haciendo que su narración tome forma de acotaciones teatrales, enumerando las acciones de los personajes:

"Están sentados debajo de la lámpara. El cálido silencio de la noche sofocante entra por la ventana abierta".
"Lo tiene desde que estudiaba en el seminario. Se sienta bajo la lámpara y lo abre."

De tal modo, que se unen fondo y forma para crear una lectura perfecta por cómo logra hacernos partícipes de ese ambiente plomizo y sofocante de un mes de agosto en una pequeña localidad de Tennessee, y de esa sociedad cerril, deprimente, que parece vivir en una decadencia constante y aún no completada, añorando tiempos pasados, en la que aún pesa el fantasma de una guerra civil perdida y de un mundo, el de la Confederación, que ya no existe pero que sigue presente. Donde los yanquis siguen siendo intrusos usurpadores y las personas no tienen los mismos derechos ni oportunidades por el color de su piel.

No es una novela fácil, al contrario, es densa, y requiere calma y tiempo para disfrutarla, pero es sin duda una lectura muy recomendable y que, una vez superadas las dificultades iniciales, corresponde al esfuerzo con generosidad.

Más datos de interés: Existe una ingente cantidad de información sobre esta novela en Internet, y es difícil aportar nada nuevo. Sobre todo porque hablamos de estudios serios, realizados por expertos en literatura; reseñas profesionales y de gran profundidad analítica. Así que simplemente os dejaré, una vez más, el fragmento de "Amanece que no es poco" de José Luis Cuerda, tal vez la película más divertida (por surrealista, esperpéntica y ocurrente) del cine español, que me inoculó la necesidad de leerme "Luz de agosto":

Con lo que aprovecho para recomendaros el filme, un hito en la cinematografía española, que cuenta con una legión de fanáticos (buscad #Amanecistas en Twitter), que tiene escenas memorables y que os hará reír de principio a fin.

Esto sería todo por ahora. Lectura de Faulkner: prueba superada y una experiencia gratificante que debía hacer acometido mucho antes. Una de esas lecturas de "antes y después", que marcan y necesitan un tiempo para reflexionar sobre ellas. Me dejo un buen montón de cosas en el tintero, pero de lo contrario la reseña sería larguísima. Nos leemos!