y deja entre los dedos su ceniza.
Puedo ver en su fuga la huidiza
luz candeal con que el sol llega a la casa
y va por los rincones, con su escasa
presencia, en este invierno que eterniza
el vuelo de la sombra. Y la plomiza
sensación de que el día se retrasa.
Tiempo en niebla y en frío resumido,
larga noche de hielo en los cristales
donde escribe sus sueños el deseo.
Es extraño vivir contra el olvido,
con la herida del tiempo que, a raudales,
cubre de arena roja cuanto veo.