Luz Letts: “Vivir en Lima es como vivir en una fábrica de ideas, hay miles de estímulos de donde nutrirte”

Publicado el 14 septiembre 2018 por Apgrafic
La pintora Luz Letts frente junto a uno de sus recientes lienzos. | © Sebastián Arévalo

Por Hans Alejandro Herrera

Desde su primera individual en 1991 hasta hoy, Luz Letts ha luchado por exponer un lenguaje que ha ido creciendo con los años y las galerías. Las 17 piezas que conforman su última muestra titulada Jardín Humano, que se presenta en Galería Forum, sobrepasan los límites de un estilo ya consolidado. La presencia continua de sus arquetipos del hombre y la mujer vestidos en blanco sobre un fondo sepia que rememora cierta nostalgia por un mañana al borde del olvido, ya es un clásico. Lo suyo es tomar las formas de su mundo y fiel al lenguaje visual que ha venido construyendo, plantear temas de fondo muy presentes como el conflicto entre naturaleza y ciudad o la violencia de género en un país y en una ciudad donde los sueños como los colores luchan a muerte por no marchitarse entre el asfalto y el machismo.

En su nueva muestra, abundan sus personajes de hombre y mujer peleando con guantes de box o en posturas de lucha libre. También las hay de mujeres mariposas sobre las ramas de un hombre inerte o la reinterpretación dramática de una festividad folclórica como la Yunza, un árbol cargado de mujeres trepándose por escapar de los hombres que se alistan a talarlo. “Mis inquietudes antes eran más genéricas, sociales –nos cuenta Luz–; quería confrontar la sensación de estar solo en una situación violenta”. Sin embargo, las tensiones presentes a lo largo del recorrido por la muestra concluyen con un dibujo, su trazo natural de expresión, en el que un hombre y una mujer ya no pelean sino que se besan en un abrazo en blanco y negro. “Esta es una lucha sobre quién va a ganar”, agrega Luz sin dejar de lanzar una sonrisa optimista.

¿Cuánto tiempo te tomó hacer esta exposición?
De octubre del año pasado datan las pinturas más antiguas. He estado haciéndolas escuchando a Janis Joplin.

El sujeto de la camisa blanca que habita en tus cuadros te viene acompañando hace varias muestras.
Se me ocurrió el sujeto porque buscaba alguien que pudiera ser cualquiera. Y apareció el de la camisa. Fue primero hombre porque el hombre es más fácil de neutralizar, es más simple para representar la idea de que esa persona somos todos. Poco a poco apareció luego el personaje de la mujer. Y ahora están juntos. Ambos nos representan a todos.

En esta muestra hay una presencia continua de lucha. El hombre y mujer con guantes de box, por ejemplo.
Pareciera que todas tuviésemos que aprender box par andar tranquilas. Es una ironía al mismo tiempo que algo serio. De hecho, es algo latente. Porque las mujeres todavía tienen miedo a liberarse. Creen que sin su pareja no podrán salir adelante. Además, continuamos en desventaja a nivel de educación. Las mujeres estudian menos que los hombres y también está la cultura. Por todos los ángulos estamos fregados, tanto los hombres como las mujeres porque el sistema es machista. Las mismas mamás los educan en una cultura machista, pero si eso se corta todo florecerá en armonía.

También están los miedos del hombre ante la emancipación femenina. Su inseguridad ante el cambio.
El concepto de que el hombre no machista equivale a que tendrá que ir a cocinar no es cierto. Se trata de que hombres y mujeres se respeten como personas, que nadie tiene un derecho sobre otro. Nosotras podemos seguir cocinando pero no sometidas.

También tuviste hace no mucho una muestra exitosa en Honduras.
Hubo mucha acogida allí. Fueron colegios y todo, se sentían identificados. Somos latinoamericanos. Los trabajos que lleve eran casi más dibujos y reflejaban las mismas ideas que allí se dan. Somos muy parecidos.

También abordas en esta muestra las tensiones de la naturaleza y la gran ciudad. ¿Cómo soportas Lima?
Vivir en Lima es como vivir en una fábrica de ideas como propuestas, hay miles de estímulos de donde nutrirte. Cuando eres artista visual, así trabajes con la cámara o la pintura, tragas imágenes, cualquier cosa te distrae y ahí ya tienes algo. Uno está mirando todo. Además, tienen mejor memoria en imágenes, es un hábito, una manía. Siempre estás mirando. Ves un árbol en diferentes horas del día y no ves el mismo árbol porque tiene otros colores, otras texturas, y sigues mirando porque eso es lo que te gusta.

Fue difícil para ti hacerte lugar como pintora. ¿Cómo lo ves en retrospectiva?
Hay que persistir, hay que creer en uno. Pero sí, he tenido suerte. Me han apoyado las galerías. Es suerte, pero no es fácil. Casi no se vive del arte. Algunos lo hacen, tienes que tener trabajos paralelos. El problema es la parte económica, cómo te mueves, quién te toma en serio.

¿Pintabas de niña?
De niña nuestro juego con mi hermana era dibujar. No necesitaba la muñeca porque la dibujaba. Y los vestidos de la Barbie estaban dibujados también. Parábamos dibujando. Nos bastaba lápiz, lapicero y papel blanco. No tanto la pintura sino el dibujo y no tanto el dibujo sino que estábamos jugando, no dibujando. Eso me hizo seguir.

¿Te quedas con el dibujo o la pintura?
No, están fusionados. No pueden estar separadas a menos que sea más abstracta. Pero la pintura se basa en el dibujo y viceversa. Aunque la pintura no es tan portátil como el dibujo: puedes tener un lápiz y pintar en una pared. La pintura, en cambio, requiere de mezclas, de barnices, de pinceles. El dibujo es lápiz y papel y puedes llevarlo a todas partes.

Eso recuerda un poco a artistas del dibujo como José Tola.
Tola es un dibujante impresionante. Como dibujante se te cae la cara. Es un maniático.

Algunos de tus verdes en esta muestra resultan difíciles de encontrar en Lima.
No, están en tu cabeza, pero hay lugares en que se encuentran esos verdes.

¿Y cuándo está gris?
Es lo máximo. A mí, Lima me hace mucho bien porque cuando ves colores es como si te diesen un regalo. Cuando sale el sol te pones feliz. Además, es una ciudad con mar. Cuando voy a la universidad paso por la Costa Verde. Es un placer pasar por los acantilados por un lado y, por el otro, tener al mar. Eso ya me alegró la mañana, esté nublado o no. Pero es mejor cuando está bravo, por las olas.

¿Cómo sientes este momento en tu carrera?
Que lo único cierto es que todo se mueve y todo cambia.

¿Y la lucha de las mujeres?
Que falta poco.

La exposición Jardín Humano se presenta hasta el 29 de setiembre 2018 en la Galería Forum. Ingreso libre.